Surgimiento del boxeo en Cuba.
El boxeo llega a Cuba, desde los Estados Unidos en la primera década del Siglo XX después de la fundación de la República en 1902. Comentan los historiadores de la época, como el griego Costas Broumas, que a principios de 1900 algunos caza talentos llegaron a Cuba para buscar púgiles entre los negros cortadores de Caña. Sin embargo, en el compendio editado en Miami por Willy del Pino, se plantea que en el año 1910 el chileno John Budinich, quien hizo carrera pugilística en Estados Unidos, llegó a La Habana para ofrecer los servicios en la defensa personal.
John Budinich
Algunos meses después, se crea en la capital de Cuba la primera Academia de Boxeo, contratado por el aristócrata Vedado Tennis Club. “Budinich combinaba las clases con exhibiciones públicas en el afán de incentivar a los jóvenes en el arte de los puños”.
De Juan Fernando García Budinich, se conoce muy poco, la fecha de nacimiento sigue siendo un misterio, tampoco está muy claro el cómo empezó a boxear, según datos recopilados fue en 1896, en un centro social y deportivo de Valparaíso, Chile llamado Círculo Coronel Urriola, se dice que aprendió a boxear de los marinos, principalmente ingleses, ya que Valparaíso es una ciudad porteña, las peleas en aquel entonces eran entre aficionados y de forma clandestina, luego comenzaría a cobrar más seriedad el boxeo chileno con el traslado de Juan Budinich a la capital, Santiago de Chile. Se dice que llega a la capital por 1902 y funda allí, junto a un púgil inglés llamado Joe Daly (un nombre tan genérico levanta sospechas sobre la veracidad de este dato), un local exclusivo para la práctica del box. A este local se le conoce bajo el curioso nombre de La Filarmónica de Huaso Rodríguez.
En Agosto de 1912, se organizó la primera pelea entre Budinich y un norteamericano Jack Ryan en la división welter -67 kilogramos- y aquello no pudo ser más desastroso, pues el “profesor”, fue noqueado en el segundo asalto. Aquel esfuerzo no tuvo una continuación sistemática por parte de las autoridades gubernamentales.
El fallido primer intento de Juanito no logró rendirlo y siguió promoviendo peleas, sube dos veces más al cuadrilátero, ambas en 1915, logrando un empate en seis asaltos ante Jack Sentell y siendo noqueado en cuatro por John Lester Johnson, quien un año después vencería al gran Jack Dempsey a pesar de los fracasos como púgil, Juan Budinich deja un gran legado como entrenador y promotor del deporte de los puños.
Ninguno de los discípulos de Juan llega a ser bueno en el boxeo, pero algunos como Víctor Achán, Mike Febles y Tomás Galiana llegaron a ser reconocidos como entrenadores en la isla. El boxeo dio a Juan una vida holgada, ganaba un buen salario en el Club de Tennis, además de tener la academia y algún dinero que hacía manejando boxeadores y promoviendo carteleras. Sin embargo en 1915, este romántico propenso a las aventuras, se marcha a Francia a pelear en la Primera Guerra Mundial con las legiones de extranjeros.
El Club de Tennis le promete mantenerle el puesto hasta que regresara y Juan dijo que una vez terminada la guerra volvería a la capital promover peleas y entrenar boxeadores. En 1918 envió una carta a La Habana en donde prometía volver pronto. Fue la última vez que se supo de él.
Primera instalación de boxeo cubana.
En la mañana del 1915 se edificó The Stadium, primera instalación habilitada para el boxeo. También se efectuaron carteles en el Hipódromo Oriental Park, donde se celebró un pleito entre el pesado Jack Johnson y Jess Willard. A partir de ahí, en la capital del país, surgieron las arenas Colón y Galathea y hasta los dueños de teatros se involucraron en los carteles boxísticos.
Aunque se proclamaron decretos y prohibiciones por parte de algunas autoridades, la verdad es que nunca se dejó de boxear y los carteles se trasladaban hacia el interior del país. Los púgiles cargaban con guantes, vendas, zapatillas a organizar giras. En el período que media entre 1913 y 1917, el boxeo se arraigó en toda Cuba.
En el periódico llamado Cuba, enclavado en la Calle Empedrado, en la parte vieja de La Habana, que organizó carteles de boxeo en el patio de la instalación y llegó a constituirse en uno de los sitios más concurridos de la capital dedicado a esos menesteres.
Al fallecer durante un combate el púgil Joe Marroquín en 1919, frente a Alex Publes, el alcalde de la ciudad suspendió mientras estuvo en el poder los carteles. La crónica de la época recogió las palabras textuales: “el boxeo es salvaje, bárbaro”.
Un año después, se reanudaron los pleitos en el periódico y la Secretaría de Gobierno, cuando se percató del enorme filón económico que podía significar aquellas presentaciones decidió crear la Comisión Nacional de Boxeo, a lo cual se opuso el nuevo alcalde, Marcelino Díaz de Villegas, para quien las peleas constituían “espectáculo brutal y vicioso”.
En los inicios de la siguiente década, el dueño de los diarios La noche y La Lucha, creó una academia para niños y adolescentes entre 8 y 15 años. El fin no era solo la práctica del pugilismo sino para promocionar a los libelos. Al ganador de cada pelea se le daban 25 ejemplares y 10 al perdedor, para que luego salieran a pregonarlos y con ello obtenían su paga por el pleito. Así se iniciaron las peleas de “aficionados” de cuya cantera surgirían más tarde varios campeones del profesionalismo. La peregrina idea prendió, se sumaron numerosos clubes privados a la sazón y se creó, finalmente, la Unión Atlética Amateur de Cuba, patrocinadora de los campeonatos efectuados entre 1922 y 1926, de los cuales salieron numerosas figuras, entre ellas Eligio Sardiñas “Kid Chocolate” el más grande boxeador profesional cubano, figura de renombre en el mundo, junto a otros como Kid Gavilán, José Mantequilla Nápoles, Ultiminio Ramos, Luis Manuel Rodríguez, quienes con el tiempo quedaron atrapados y fueron absorbidos por el profesionalismo.
En aquella primera etapa, hasta 1926 se presentaba una dualidad entre amateurs y profesionales. Los primeros, constituían la cantera de los segundos, lo cual impedía al país poder presentar talentos en Juegos Olímpicos u otras competiciones internacionales.
Hacia la década de 1930 La Habana era considerada la segunda plaza boxística del mundo. La Arena Colón fue la carpa en la cual se escenificaban numerosos pleitos. Lugares prominentes también ocuparon las provincias de Oriente, como: Santiago de Cuba, Holguín, Manzanillo, Baracoa, Guantánamo, Jiguaní y Palma Soriano), y en la zona occidental Matanzas.
A finales del año 1926 se funda la primera empresa dedicada a la comercialización del boxeo de la Isla. Sin embargo, no es hasta 1933 en que se crea la United Promotors Corp, encargada del negocio de los guantes y de la concertación de pleitos en otras naciones. La gran maquinaria del boxeo profesional se ponía en marcha en Cuba.
Durante esa década y la siguiente empezaron a “nacer” gimnasios y sitios de competencias, entre los más prominentes: las arenas Galathea, Colón, Polar, Comercial, Cristal, Miramar Garden, Trejo, Cuba, el Gimnasio Kid Chocolate, el Palacio de los Deportes y el Coliseo de la Ciudad Deportiva. Surge también la Asociación Guantes de Oro, dedicada al amateurismo pero no como promotora de los mejores valores deportivos entre los jóvenes, sino como imprescindible cantera del boxeo profesional, que ya empezaba a constituir jugoso negocio.
Cuba nutrió el boxeo profesional con numerosos púgiles, entre los que sobresalieron, Kid Chocolate, campeón mundial en dos divisiones y Kid Gavilán, también titular del orbe profesional. Otras luminarias de aquella época en el deporte rentado fueron Kid Charol, Relámpago Sagüero, Kid Tunero, El Niño Valdés, Ciro Morasen, La Diabla Díaz, Puppy García y una interminable lista, los más, acabados por la maquinaria del mercantilismo deportivo.
Hubo también entrenadores de renombre como Luis Felipe Pincho Gutiérrez (preparador de Eligio Sardiñas), Antolín Chino Gobín, Higinio Ruíz, Luis Sarría, Félix Massud, los hermanos Manolo y Marzo Hernández y muchos otros que, en su momento, prepararon amateurs y profesionales.
Desde la década del veinte y hasta finales de los años cincuenta, los exponentes del boxeo cubano exhibieron su estilo atípico, capaces de cordearse de tu a tu con lo mejor del mundo. Cierto que por entonces existía una notable influencia del boxeo estadounidense, lógico, pero los peleadores cubanos poseían y eran portadores de elementos de la cultura y tradiciones de la Isla.
En el libro Cultos Afrocubanos, el escritor, poeta y etnólogo Miguel Barnet plantea, refiriéndose a los grupos de esclavos de procedencia Bantú que fueron asentados en Cuba, expresó: “Tenían, para ciertas diversiones profanas, unos tambores llamados yuca… con ellos se acompañaban en el baile del propio nombre y en los juegos pugilísticos de mani (representa una lucha pugilística basada en golpes con el codo o el antebrazo), y en el cual el contrincante es siempre miembro de un bando contrario. Se jugaba en toda la Isla. Se apostaba dinero a los puños e incluso, era practicado por algunas mujeres muy fuertes”.
Ha comentado en diversas ocasiones el profesor Alcides Sagarra Carón, “la forma de pelear de Kid Chocolate ha influido notablemente en muchos de nuestros boxeadores, de ahí que se le considere como un antecedente de la actual Escuela Cubana de Boxeo, pues constituye la unión entre dos épocas raigalmente diferentes del pugilismo en nuestro país”.
El 13 de diciembre de 1921, se establece, por decreto de la secretaría de gobernación, la Comisión Nacional de Boxeo y Lucha.
La proclamación oficial de los primeros campeones nacionales se efectuó el 11 de mayo de 1922, siendo los primeros campeones oficiales:
- Eladio “Black Bill” Valdez (47,6 kg)
- Miguel “Mike” Castro (50,8 kg)
- Luis Sardiñas (53,5 kg)
- Pablo Roca (57,1 kg)
- Abel “Lalo” Dominguez (61,2 kg)
- Enrique Ponce de León (66,6 kg)
- Rafael Rodríguez (72,5 kg)
- Santiago Esparagüera (79,3 kg)
- Antolín Fierro (80 kg).
En 1922 se crea la Comisión de Boxeo de la Unión Atlética Amateurs, ya que la Comisión Nacional de Boxeo y Luchas, encargada de oficiar la práctica de esta deporte en el país, representando el pugilismo profesional, no podía asumir la responsabilidad del boxeo aficionado, ante organismos internacionales deportivos por tratarse de una institución gubernamental.
El boxeo en la mayor de las Antillas tiene tres grandes momentos: el reinado del profesionalismo, el inaugurado con el advenimiento de la Revolución y la creación del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) y el surgimiento y desarrollo de la Escuela Cubana de Boxeo, como consecuencia directa de los momentos precedentes.
La Escuela Cubana de Boxeo, se inscribe en el sistema deportivo cubano, la cual es producto de los esfuerzos del Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación, INDER, creado el 23 de febrero de 1961, con un carácter popular y masivo, y la Resolución 83-A creada 19 de marzo de 1962, establecía la erradicación para siempre el oprobioso y humillante Boxeo Profesional.
En la Isla, desde 1961, al crearse el organismo deportivo cubano y masificarse la práctica deportiva, se echaron los cimientos de lo que, con el lapso de unos veinte años, se convirtió en la Escuela Cubana de Boxeo, reconocida en el mundo entero.
En el caso del boxeo, la labor está basada en la unidad del colectivo y este es el más importante “secreto” del sistema de trabajo de esa disciplina en Cuba.
Exitos de Cuba.
En haber sabido constituir y mantener a un colectivo técnico integral: entrenadores, médicos, psicólogos, fisioterapeutas, sociólogos… donde se les han asignado responsabilidades a los más aventajados por la preparación y desenvolvimiento, bajo las premisas de la superación constante asentada en principios pedagógicos.
En 1962 los boxeadores cubanos se proclaman ya como campeones centroamericanos, lo cual es la primera señal de que el camino a recorrer no sería en vano. Apenas se cumplían tres años del triunfo revolucionario y las nuevas concepciones de masividad en el deporte arrojaban sus primeros frutos. Vendrían los triunfos de Enrique Regüeiferos, Rolando Garbey y Caminero.
Ya para 1971 habían transcurrido doce años desde la prohibición del amateurismo y diez de la creación del INDER, donde Cuba se erige como campeón Panamericano de la disciplina durante los Juegos Panamericanos de Cali, Colombia. Al año siguiente, durante los Juegos Olímpicos de Munich, en la República Federal Alemana, tres púgiles cubanos se alzan con los títulos en las respectivas divisiones: el gallo Orlando Martínez, el welter Emilio Correa y el superpesado Teófilo Stevenson.
No se trata de un fenómeno aislado con la búsqueda de talentos o en la formación de atletas de laboratorio. Es la labor armónica que abarca todos los sistemas de enseñanza del país, a los profesores de educación física y a los preparadores y los colectivos técnicos, quienes conforman la infraestructura del deporte nacional.
A los boxeadores se les cataloga y mide por la inteligencia, condición válida para cualquier deporte. Debe estar dotado de cualidades para practicarlo. Dominar los componentes de la voluntad (dos de ellos, la valentía y la decisión, resultan vitales) y saber que se trata de un deporte extremadamente exigente, para el cual el atleta debe prepararse muy bien, por el hecho de constituir una disciplina de confrontación directa, como el resto de los deportes de combate.
El boxeador debe cuidarse mucho, constantemente, y sin que nadie deba decírselo o recordárselo. No fumar, no ingerir bebidas alcohólicas, no trasnochar, son requisitos indispensables. Debe desarrollar la inteligencia mediante el estudio y la superación constantes. Esas cualidades se le inculcan en la Isla a todos los atletas y, muy en particular, a quienes practican el boxeo.
El país cuenta con deportistas, en activo y retirados, que son licenciados en Cultura Física, Ingenieros, Psicólogos, Especialistas en Medicina Deportiva. Otros hacen la Maestría. Todos los que están en activo estudian el bachillerato o en niveles universitarios. Por ejemplo, en la llamada Finca de los Boxeadores, en la localidad de Wajay, en las afueras de La Habana, se imparten clases hasta bachillerato y luego los atletas son promovidos a la enseñanza superior en la especialidad que escojan. Ese es uno de los grandes logros de la Escuela Cubana de Boxeo: la superación constante del colectivo y la unidad, como premisas básicas para obtener buenos resultados tanto nacionales como internacionales.
El boxeo cubano en los mundiales
Cuba organizó la primera cita mundial, en agosto de 1974, en aquel torneo llegaron las primeras medallas cubanas. Recordemos que en las dos primeras versiones se competía en 11 divisiones, ya que existían los 81 logramos y los más de 81 kilogramos. En La Habana, ante su público, los boxeadores cubanos ganaron el evento con acumulado de 5 títulos, una presea de plata y dos de bronce, ocho en total.
En la memoria quedará por siempre Jorgito Hernández, de los 48 kilogramos, quien abrió la cartelera final con un triunfo sobre el keniano Stephen Muchoki y se proclamó como el primer campeón mundial cubano.
De aquel torneo también se recuerda el impresionante triunfo de Douglas Rodríguez, en los 51 kilos. El pequeño pugilista peleó el Mundial con su mano de golpear lesionado; pero a pesar de esto, se impuso a todos sus rivales; mientras Emilio Correa paseó la distancia y Teófilo Stevenson logró recuperarse de su dolor en la pierna derecha y brilló ante su público.
La Federación Internacional de boxeo estableció que los Mundiales se celebrarían cada cuatro años y por eso la segunda versión tuvo lugar en 1978, en Zagreb, una ciudad de la entonces poderosa y unida Yugoslavia. Allí el poderío cubano volvió a hacerse sentir y otra vez hubo cinco títulos, aunque solo pudo repetir el gran Stevenson, en los más de 81 kilos.
En la década de los ochenta hubo tres citas mundialistas más: en 1982, Munich, en el 86 Reno, en Estados Unidos y por último Moscú, en 1989. Todos estos torneos fueron muy complejos, en especial el moscovita.
En Munich 1982, el equipo cubano ganó por tercer Mundial consecutivo cinco medallas de oro, aunque en esta ocasión en 12 divisiones, pues la Federación finalmente aprobó la expansión. Así, en lugar de más de 81 kilogramos, surgió la de 91 kilogramos y se agregó la de más de 91 kilos.
Entre los campeones en la ciudad más importante de la Alemania Federal estuvieron Adolfo Horta, Ángel Herrera y Pablo Romero. Gracias a ellos, Cuba retuvo la corona por equipos.
En 1986, el Mundial por primera vez pisó suelo norteamericano y fue en un sitio donde el boxeo es muy seguido. Reno acogió a los mejores boxeadores del momento y el evento marcó el debut mundialista de una de las mayores Leyendas del pugilismo de todos los tiempos: el fenomenal Félix Savón quien todavía estaba en edad juvenil, pero impresionó a los técnicos y lo incluyeron en la selección nacional.
Savón acabó con todos los rivales en 91 kilogramos; aunque los principales titulares los mereció Teófilo Stevenson, en una de sus últimas presentaciones internacionales. El triplecampeón olímpico se presentó en más de 91 kilos y fue tan impresionante su actuación que los organizadores lo premiaron con la Copa Rusell, un trofeo que se otorga al boxeador más completo del Mundial.
En Reno, por primera vez en la historia, el equipo cubano venció en siete de las 12 divisiones y lógicamente dominó el Mundial sin problemas. Resaltar la tercera corona consecutiva de Adolfo Horta. El fogoso peleador estará por siempre en los libros de récords, no solo por sus títulos, sino porque los logró nada menos que en tres divisiones diferentes y eso es impresionante.
Horta venció en los 54 kilogramos en 1978; luego pasó a los 57 en 1982 y finalmente, en 1986 compitió en los 60. Esa hazaña será en extremo difícil de igualar y ni hablar de superarla.
Guillermo Rogondiaux. Doble campeón olímpico puede alcanzar el tercer título
Entonces avanzamos hasta uno de los Mundiales más polémicos de la historia, el de Moscú, en 1989, los soviéticos, ganaron un título más, 5 por 4, y en esto influyó notablemente el desenlace del combate final de los 51 kilos cuando absolutamente nadie pudo imaginarse que los árbitros fallarían en favor del local Yuri Arbachakov quien perdió ampliamente sobre el ring ante el cubano Pedro Orlando Reyes; sin embargo, los hombres de blanco quisieron ver otra cosa.
No obstante, Félix Savón regresó con su segunda medalla de oro y debutó en el máximo peso, los más de 91 kilos, un jovencito que prometía muchísimo, Roberto Balado quien sorprendió a todos con su título.
El boxeo estaba en crisis. Primero, el vergonzoso torneo en la Olimpiada de Seúl, 1988 donde Cuba no estuvo presente y luego el escándalo en Moscú. Algo tenía que cambiar y las modificaciones se vieron; aunque los fraudes, lamentablemente, continuaron existiendo, solo que menos visibles.
La última década del siglo XX comenzó con una interrogante para el boxeo cubano. Luego de las ausencias olímpicas en Los Ángeles y Seúl y el injusto revés en Moscú, la duda era si la escuela cubana del boxeo podría volver a los primeros puestos.
Esta pregunta encontró una rápida respuesta en el Mundial de Sydney, en 1991. Allí, en la despedida de la Unión Soviética como equipo, los cubanos retomaron la corona, con un menor número de medallas, 9, de ellas cuatro de oro; pero aquella cita fue tan pareja que ningún otro país logró tres títulos.
Campeón Olímpico en 48 Kg. Yan Barthelemi.
Una vez más los hombres de mayor peso corporal fueron los más destacados. Ya no asombró el cuarto título de Savón; mientras Roberto Balado, con dos años más de experiencia, se ratificó como un súperpesado excepcional, a tal punto que le otorgaron la Copa Rusell, pues los rivales poco pudieron hacer ante la constante movilidad por el ring de un hombre que no parecía llevar más de 91 kilogramos.
Luego, vino la Olimpiada de Barcelona, en 1992, y en la ciudad condal el boxeo cubano llegó a su punto más alto, con siete coronas olímpicas. Por tanto, todos consideraron que la selección nacional era la amplia favorita para el Mundial de Tamperes, Finlandia, en 1993.
El favoritismo quedó más que reafirmado, pues en ese Mundial los cubanos tuvieron la mejor actuación de todos los tiempos. Veamos los números: 11 de los 12 representantes se incluyeron en la final y de ellos, ocho ganaron el título. Sencillamente impresionante. Nunca antes un equipo había tenido esas cifras y con la paridad actual, pues no es probable que se repitan las ocho medallas de oro.
En Tamperes, Félix Savón subió a lo más alto del podio mundialista por cuarta ocasión consecutiva y Roberto Balado por tercera vez. De los titulares olímpicos en Barcelona repitieron ahora, además de Savón y Balado, Héctor Vinent, en los 63,5 kilos y Ariel Hernández en los 75 kilos.
Lorenzo Aragón medallista olímpico.
El reinado cubano en el boxeo había quedado confirmado después de la cita mundialista de Tamperes, en 1993; sin embargo, la muerte en un accidente automovilístico de Roberto Balado y algunos cambios introducidos en el equipo, despertaron nuevas interrogantes antes del Mundial de Berlín, en 1995.
Este torneo fue muy complicado para Cuba. Al revisar la tabla de medallistas de la cita berlinesa, se puede apreciar que en las primeras cinco divisiones, 48, 51, 54,57 y 60 ni siquiera un cubano pudo ubicarse en la gran final, por lo que rusos y alemanes tomaron ventaja.
La situación era tensa; pero a partir de los 63,5 kilogramos todo cambió con el esperado triunfo del estelar Héctor Vinent, el más grande peleador en los últimos 20 años de esa división que ahora es la de 64.
Pocos minutos más tarde llegó el segundo éxito nacional, por intermedio de Juan Hernández Sierra, en los 67 kilos; no obstante, continuaron las malas noticias y en los 71 Alfredo “el pulpo” Duvergel no pudo contra el excelente peleador rumano Francis Vastag; sin embargo, los cubanos retomaron el camino triunfal con la victoria de Ariel Hernández en los 75 y el quinto título de Félix Savón, en los 91.
En definitiva, Cuba ganó el Mundial de 1995, con cuatro medallas de oro, dos de plata y tres de bronce. Estos números quedaron lejos de los alcanzados en Tampere; pero nadie se atrevería a decir que existía una recaída del nivel en aquel momento, especialmente si se analiza que un año después, en la Olimpiada de Atlanta, el boxeo cubano también ocupó el primer lugar, con otras cuatro preseas doradas.
El noveno Mundial se efectuó en Budapest, Hungría. Ese torneo se recuerda, sobre todo, por la enorme polémica que rodeó al combate final de los 91 kilogramos, entre Félix Savón y el uzbeco Ruslan Chagaev.
Savón era en 1997 doble campeón olímpico y cinco veces titular mundial; pero Chagaev se vio mejor en el cuadrilátero y obtuvo el veredicto favorable de los jueces, aunque con un desproporcionado e injusto total de 14 golpes contra apenas 4. El escándalo estalló al poco tiempo cuando se supo que Chagaev había peleado con anterioridad como profesional, por lo que el europeo tuvo que entregar la medalla de oro. De esta manera, Savón agregó a su impresionante currículo una nueva corona, la sexta.
Cuba volvió a dominar el Mundial. Además de Savón, triunfaron Maikro Romero, Manuel Mantilla y Alfredo Duvergel; mientras, el favorito Ariel Hernández sufrió un inesperado revés ante el húngaro Zsolt Erdei.
Dos cubanos perdieron por la no presentación en Houston: Jorge Gutiérrez y Félix Savón. De esta manera Cuba obtuvo dos títulos y los locales lograron su propósito: concluyeron en la primera posición. Sin dudas fue triste esa despedida de los mundiales del gigante Félix Savón. Él era, lógicamente, el súper favorito para derrotar al norteamericano Michael Barret; aunque en la Olimpiada de Sydney 2000, Savón tuvo la oportunidad de enfrentar a Barret y golpeó con todas sus fuerzas al “campeón mundial”.
Savón alcanzó en la ciudad australiana su tercera corona olímpica y reafirmó su condición de leyenda del boxeo porque, además de él, solo dos hombres han logrado tres medallas doradas en citas estivales: el húngaro Lazslo Papp y el gran Teófilo Stevenson.
El primer Mundial de boxeo del siglo XXI se efectuó en Belfast, Irlanda, en 2001, y Cuba revivió grandes momentos de la década anterior al conquistar siete preseas de oro, entre ellas la tercera de Mario Kindelán, en los 60 kilos; sin embargo, dos años más tarde, en Bangkok, Tailandia, los púgiles cubanos quedaron en cinco medallas y por tercera ocasión cedieron el título por equipos, ganado esta vez por Rusia.
No obstante, en la ciudad china de Mianyang, en 2005, la escuadra nacional recuperó la corona, con clara ventaja sobre Rusia. Luego vino la ausencia cubana del Mundial de Chicago 2007 y en la última versión del evento celebrada en Milán, Cuba presentó, por primera vez en su historia, a un equipo de hombres muy jóvenes, con poca experiencia internacional.
De los once hombres, todos debutantes en mundiales, apenas uno logró el título: Roniel Iglesias, en los 64 kilogramos. Esta fue la peor cifra de la historia. A pesar del pobre desempeño de algunas figuras que lucían favoritas, como Carlos Banteur, los cubanos estuvieron a punto de ganar la competencia colectiva; pero en el duelo de los 91 kilogramos, entre Osmay Acosta y un peleador ruso, el europeo fue mejor y el triunfo le dio el primer lugar a Rusia.
Treinta y cinco años después de la primera cita mundialista, dos cubanos aparecen como los principales ganadores de títulos: Félix Savón se mantiene de líder, con seis y al guantanamero le sigue Juan Hernández Sierra, con cuatro. Detrás aparece un grupo de siete peleadores, todos con tres coronas.
El mundo del boxeo continúa cambiando, a veces para bien; otras, no tanto.
El boxeo cubano ha vivido momentos muy intensos, no exentos de polémicas, en las quince ediciones de los Campeonatos Mundiales que comenzaron en La Habana, treinta y cinco años atrás. Un rápido recuento por décadas de grandes triunfos y también algunas decepciones nos llevaría a encontrarnos con figuras inolvidables del cuadrilátero como Félix Savón, Teófilo Stevenson, Juan Hernández Sierra, Mario Kindelán y Roberto Balado, todos protagonistas de las etapas más gloriosas del pugilismo nacional.
Cuba organizó la primera cita mundial, en agosto de 1974, en La Habana.
En la memoria quedará por siempre Jorgito Hernández, de los 48 kilogramos, quien abrió la cartelera final con un triunfo sobre el keniano Stephen Muchoki y se proclamó como el primer campeón mundial, de aquel torneo también se recuerda el impresionante triunfo de Douglas Rodríguez, en los 51 kilos, Emilio Correa y Teófilo Stevenson.
La Federación Internacional de boxeo estableció que los Mundiales se celebrarían cada cuatro años y por eso la segunda versión tuvo lugar en 1978, en Zagreb, una ciudad de la entonces Yugoslavia. Allí la fuerza de la selección nacional volvió a hacerse sentir: hubo cinco títulos, aunque solo pudo repetir el gran Stevenson, en los más de 81 kilos.
Participación y Medallero Olímpico cubano.
XVII Olimpiada de Roma (Italia) 1960
Boxeadores | División | Resultados |
Esteban Aguilera Leiva | 58,9 Kg | ____ |
XVIII Olimpiada de Tokio (Japón) 1964
Boxeadores | División | Resultados |
Rafael Carbonell | 51 kg | ———- |
Fermín Espinosa | 54 kg | ———- |
Roberto Caminero | 57 kg | ———- |
Ignacio Hita | 60 kg | ———- |
Felix Betancourt | 63,5 kg | ———- |
Virgilio Jiménez | 71 kg | ———- |
XIX Olimpiada de México (México) 1968
Boxeadores | División | Resultados |
Rafael Carbonell | 48 kg | ——— |
Orlando Martínez | 51 kg | ——— |
Fermín Espinosa | 54 kg | ——— |
Francisco Eduardo | 57 kg | ——— |
Roberto Caminero | 60 kg | ——— |
Enrique Regueifeiros | 63,5 kg | Plata |
Andrés Molina | 67 kg | ——— |
Rolando Garbey | 71 kg | Plata |
Raúl Marrero | 75 kg | ——— |
Gregorio Aldama | 81 kg | ——— |
Nancio Carrillo | +81 kg | ——— |
XX Olimpiada de Munich (Alemania) 1972
Boxeadores | División | Resultados |
Rafael Carbonell | 48 kg | ——— |
Douglas Rodríguez | 51 kg | Bronce |
Orlando Martínez | 54 kg | Oro |
Orlando Palacios | 57 kg | ——— |
Enrique Regueifeiros | 60 kg | ——— |
Andrés Molina | 63,5 kg | ——— |
Emilio Correa | 67 kg | Oro |
Rolando Garbey | 71 kg | ——– |
Alejandro Montoya | 75 kg | ——— |
Gilberto Carrillo | 81 kg | Plata |
Teófilo Stevenson | +81 kg | Oro |
XXI Olimpiada de Montreal (Canada) 1976
Boxeadores | División | Resultados |
Jorge Hernández | 48 kg | Oro |
Ramón Duvalón | 51 kg | Plata |
Orlando Martínez | 54 kg | ——— |
Angel Herrera | 57 kg | Oro |
Reinaldo Valiente | 60 kg | ——— |
Andrés Aldama | 63,5 kg | Plata |
Emilio Correa | 67 kg | ——– |
Rolando Garbey | 71 kg | Bronce |
Luis Felipe Martínez | 75 kg | Bronce |
Sixto Soria | 81 kg | Plata |
Teófilo Stevenson | +81 kg | Oro |
XXII Olimpiada de Moscú (URSS) 1980
Boxeadores | División | Resultados |
Hipólito Ramos | 48 kg | Plata |
Jorge Hernández | 51 kg | ——— |
Bautista Hernández | 54 kg | Oro |
Adolfo Horta | 57 kg | Plata |
Angel Herrera | 60 kg | Oro |
José Aguilar | 63,5 kg | Bronce |
Andrés Aldama | 67 kg | Oro |
Armando Martínez | 71 kg | Oro |
José Gómez | 75 kg | Oro |
Ricardo Rojas | 81 kg | Bronce |
Teófilo Stevenson | +81 kg | Oro |
XXIII Olimpiada de Los Ángeles (EE.UU.) 1984
Como respuesta al boicot estadounidense a los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, los países del Bloque del Este, junto con otros ocho aliados socialistas entre ellos Cuba, hicieron lo propio con la Olimpiada de Los Ángeles.
XXIV Olimpiada de Seúl (Corea del Sur) 1988
Corea del Sur era un país con régimen dictatorial, pero la presión internacional, logró que se convocaran elecciones, hubo intentos para compartir le organización con Corea del Norte, decidiendo finalmente no participar éste país, uniéndosele Cuba, Etiopía y Nicaragua.
XXV Olimpiada de Barcelona (España) 1992
Boxeadores | División | Resultados |
Rogelio Marcelo | 48 kg | Oro |
Raúl González | 51 kg | Plata |
Joel Casamayor | 54 kg | Oro |
Eddy Suarez | 57 kg | ——– |
Julio González | 60 kg | ——– |
Héctor Vinent | 63,5 kg | Oro |
Juan Hernández | 67 kg | Plata |
Juan Carlos Lemus | 71 kg | Oro |
Ariel Hernández | 75 kg | Oro |
Ángel Espinosa | 81 kg | ——– |
Félix Savón | 91 kg | Oro |
Roberto Balado | +91 kg | Oro |
XXVI Olimpiada de Atlanta(EE.UU.) 1996
Boxeadores | División | Resultados |
Yosvani Aguilera | 48 kg | ——– |
Maikro Romero | 51 kg | Oro |
Arnaldo Mesa | 54 kg | Plata |
Lorenzo Aragón | 57 kg | ——– |
Julio González | 60 kg | ——– |
Héctor Vinent | 63,5 kg | Oro |
Juan Hernández | 67 kg | Plata |
Alfredo Duvergel | 71 kg | Plata |
Ariel Hernández | 75 kg | Oro |
Freddy Rojas | 81 kg | ——– |
Félix Savón | 91 kg | Oro |
Alexis Rubalcaba | +91 kg | ——– |
XXVII Olimpiada de Sydney (Australia) 2000
Boxeadores | División | Resultados |
Maikro Romero | 48 kg | Bronce |
Manuel Mantilla | 51 kg | ——– |
Guillermo Rigondeaux | 54 kg | Oro |
Yosvany Aguilera | 57 kg | ——– |
Mario Kindelán | 60 kg | Oro |
Diógenes Luna | 63,5 kg | Bronce |
Roberto Guerra | 67 kg | ——– |
Juan Hernández Sierra | 71 kg | ——– |
Jorge Gutierrez | 75 kg | Oro |
Israel Álvarez | 81 kg | ——– |
Félix Savón | 91 kg | Oro |
Alexis Rubalcaba | +91 kg | ——– |
XXVIII Olimpiada de Atenas (Grecia) 2004
Boxeadores | División | Resultados |
Yan Bhartelemy | 48 kg | Oro |
Yuriorkis Gamboa | 51 kg | Oro |
Guillermo Rigondeaux | 54 kg | Oro |
Luís Franco Vazquez | 57 kg | ——– |
Mario Kindelán | 60 kg | Oro |
Yudel Jhonson | 64 kg | Plata |
Lorenzo Aragón | 69 kg | Plata |
Yordani Despaigne | 75 kg | ——– |
Yoan Pablo Hernández | 81 kg | ——– |
Oldalier Solis | 91 kg | Oro |
Michel López | +91 kg | Bronce |
XXIX Olimpiada de Beijing (China) 2008
Boxeadores | División | Resultados |
Yampier Hernández | 48 kg | Bronce |
Laffita Hernández | 51 kg | Plata |
Yankiel León | 54 kg | Plata |
Idel Torriente | 57 kg | ——– |
Yurdenis Ugás | 60 kg | Bronce |
Rosniel Iglesias | 64 kg | Bronce |
Carlos Benteaux | 69 kg | Plata |
Emilio Correa | 75 kg | Plata |
Osmay Acosta | 91 kg | Bronce |
Robert Alfonso | +91 kg | ——– |
Bicampeones Olímpicos Cubanos
Ángel Herrera(57 y 60 kg) | XXI Montreal 1976XXII Moscú 1980 |
Héctor Vinent(63,5 kg) | XXV Barcelona 1992XXVI Atlanta 1996 |
Ariel Hernández(71 kg) | XXV Barcelona 1992XXVI Atlanta 1996 |
Guillermo Rigondeaux(54 kg) | XXVII Sydney 2000XXVIII Atenas 2004 |
Mario Kimdelán(60 kg) | XXVII Sydney 2000XXVIII Atenas 2004 |
Tricampeones Olímpicos Cubanos
Teófilo Stevenson(+81kg) | XX Munich 1972XXI Montreal 1976XXII Moscú 1980 |
Félix Savón(91 kg) | XXV Barcelona 1992XXVI Atlanta 1996XXVII Sydney 2000 |