Frases del dia

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miércoles, 10 de julio de 2013

Del Pugilato al Boxeo moderno




    Los orígenes del llamado “deporte de los puños”, se pueden precisar a partir de los hallazgos que se han acumulado de la antigüedad, fundamentalmente vinculados al pugilato que era el nombre que recibía, en remotos tiempos, la actividad que hoy todos identificamos con el Boxeo.
    Dichos hallazgos, fruto de numerosos descubrimientos arqueológicos entre los que se encuentran, por solo citar algunos, los dirigidos por Ephiriam A. Speiser y un grupo de arqueólogos australianos de la Universidad de Pensilvania, al descubrir en Khafajah (Tepe Gowra) cerca de Bagdad (capital de Irak), en un templo construido hace unos 3500 años, dos piezas; una de piedra con una representación de dos púgiles en guardia; otra de bronce representando a dos púgiles en acción. Destacar también los efectuados por Sir Arthur John Evans de unas imágenes de pugilistas en relieves y vasos de Hagia Triada, en la minoica Knossos (isla de Creta) una de las ciudades más importantes de la civilización cretense.
    Los anteriores ejemplos citados se suman a muchos otros y constituyen las evidencias objetivas que demuestran que el tipo de actividad humana que se analiza atesora una historia de más de 5000 años, lo que convierte, al decir de Gradopólov K. (1979), al Boxeo en un deporte de todos los tiempos. Seguidamente, se ejemplificarán algunas de las tantas pruebas a las que hacemos referencia.
1.     Los dibujos rupestres, hallados en el sur de Argelia (ver Figura 1).
Figura 1. Dibujos rupestres de la meseta de Tassili-Azzer al Sur de Argelia, África

2.     Las escenas de peleas de puños, grabadas en las paredes de los sepulcros de los faraones (ver Figura 2).
Figura 2. Relieve del sepulcro de un faraón de la dinastía XVIII (1600 años a.n.e.)
3.     Relieve encontrado en el Tigris-Eufrates, Mesopotamia (ver Figura 3).


Figura 3. Relieve encontrado en el Tigris-Eufrates, Mesopotamia (1500 a.n.e.)
4.     Imágenes de pugilistas de la época de la cultura cretense (periodo minoico) que precedió al desarrollo del Estado griego (ver Figuras 4 y 5).
Figura 4. Jarrón Minoico (Chipre 1100 años a.n.e.)


Figura 5. Fresco minoico de niños boxeando hallado en Akrotiri, una península en la isla de Creta, en el sur de Grecia
5.     Esculturas y relieves en vasos y jarrones fruto del arte griego (ver Figuras 6, y 7).
Figura 6. Jarrón de la antigua Grecia (siglo VI a.n.e.).

Figura 7. Escultura de la antigua Grecia. Firmada en uno de los dedos de la mano derecha por Apolonio hijo de Néstor
    Estas evidencias son inequívocos testimonios de la existencia y proliferación de lo que puede entenderse como la génesis del Boxeo como deporte, en los pueblos de África, Egipto, Grecia y Europa, fundamentalmente.
    Otras evidencias, se encuentran en todo un conjunto de relatos literarios de la época antigua y, que nos aportan una visión aproximada de las condiciones y contextos en que se desarrollaban los combates y las formas de preparación de los pugilistas; e incluso de las decisiones que originalmente se daban y que han llegado incólumes hasta nuestros días. Así vemos en la Ilíada como, durante el primer asedio a Troya, se efectúa, frente a los muros de la fortaleza troyana, un festival deportivo en honor de Patroclo (jefe griego muerto) que recrea y demuestra lo planteado.
    Recordemos la pelea narrada y protagonizada por Epeo y Euryalo que terminó en lo que denominaríamos hoy como “fuera de combate”. Cuentan que el divino Epeo se lanzó y golpeó a Euyalo en la mejilla cayendo este al suelo por lo que Epeo fue sacado de la pista en brazos de sus amigos. Recuerden que, en la actualidad todo competidor que no puede volver al combate en un tiempo determinado (a consecuencia de un golpe válido) se considera fuera de combate y, por consiguiente, pierde la pelea.
    Es en el segundo asedio a la fortaleza troyana por los griegos cuando se enfrentan Aquiles y Héctor (jefes de Grecia y Troya respectivamente) hecho por lo cual muere Héctor. Durante el funeral, dentro de la fortaleza un gladiador nombrado Dares reta a cualquiera de los presentes a combate. El reto es aceptado por Entelo y se relata que fue un combate emocionante y que Dares emitió un quejido en señal de derrota, retirándose. Esta decisión se conoce en nuestros días por “Abandono”.
    Otro canto griego narra el combate celebrado entre Kreugas de Epidamio y Damóxenes de Siracusa. Dicho encuentro había durado toda la tarde y en horas de la noche ambos púgiles habían acordado no esquivar ni parar el golpe: Kreugas fue el primero en golpear el rostro de su oponente; prosiguió Damóxenes con un violento puñetazo a los planos del abdomen de Kreugas que cayó al suelo. Los magistrados (antiguos jueces) decidieron expulsar a Damóxenes por haber golpeado con intención de matar y darse como vencedor del muerto. Estas decisiones hoy en día, se conocen como descalificación y, todo competidor que viola de alguna manera lo reglamentado o pactado antes del combate para obtener durante el mismo, alguna ventaja de su adversario, sin importar las razones que fueren es expulsado del ring y, por tanto, derrotado por “Descalificación”.

    El honor, en la cultura griega respondía al premio por sus capacidades. La victoria en justa contienda, significaba ostentar ese honor ganado por medio de la destreza y la fuerza personal. Por ello y con este fin, eran tan populares la realización de juegos o festivales competitivos, a través de diferentes actividades; ya fuera para festejar a sus huéspedes; para rendir culto a sus dioses; etc. Entre estos festivales o juegos de la antigüedad, encontramos, por citar algunos, los Panhelénicos en el Peloponeso; los ístmicos en Corinto; los Olímpicos en la Elide; los Píticos en Delfos y los Nemeos en la Argólida. Vale destacar, que perduran hasta nuestros días de todos ellos, los Juegos Olímpicos, más allá de las razones geográficas de aquel tiempo, etc., el motivo de ello estriba en que por acuerdo, durante y para la realización de estos Juegos o Festivales se declaraba una tregua y, por tanto, se detenía cualquier conflicto bélico que se estuviese llevando a cabo.
    Estos Juegos Olímpicos en particular, fueron instituidos en el año 776 (a.n.e.) y el pugilato participa por primera vez en el año 668 (a.n.e.) en la XXIII (23) Olimpiada. En estos juegos, el pugilato se efectuaba entre el segundo y el tercer día de competencia y, el combate se realizaba cuando el sol era más ardiente, con vistas a comprobar las cualidades físicas de los púgiles. En esos juegos no existían cuadriláteros, el terreno estaba limitado por los propios espectadores, puesto que se consideraba un acto de cobardía si el pugilista cedía terreno a su rival; dichos combates, se realizaban hasta que uno de los dos competidores reconocía la derrota, o se caía y no continuaba la lucha.
    El primer campeón de los referidos Juegos Olímpicos fue Onomastes de Esmirna; otros destacados pugilistas de aquel entonces fueron: Glauco de Corintio, quien venció en algunos Juegos Olímpicos, dos veces en los Juegos Píticos, ocho veces en los Nemeos y otras tantas en los Istmicos: “El lanzaba puñetazos a la reja del arado como si su puño fuese un martillo. En uno de los combates, al encontrarse acorralado, oyó la voz del padre: “Glauco, hijo mío, golpéalo como si fuera la reja del arado…y en corto tiempo, Glauco se impuso a su rival…”. Se puede agregar, a la manera de Homero, que Glauco decía: “Hipóloco me engendró, de él tengo mi prosapia; cuando me mandó a Troya, me advirtió con insistencia, que luchara siempre para alcanzar el precio de la más alta virtud humana y que fuera siempre entre todos, el primero…” (citado por Domínguez y Llano, 1987).
    Otro notable púgil fue Teágenes de Tasos, púgil y campeón del Pancracio, quien ganó unos 1400 combates por toda Grecia y obtuvo éxitos en los Juegos Olímpicos de los años 480 y 476 (a.n.e). Basta señalar, la estatua hecha a Eupolo de Tesalia, en el año 388 (a.n.e), dicha estatua pudo verse en el Monte Kronion a partir de la XCVIII (98) Olimpiada.
    Es importante destacar la ferocidad de los combates que en la antigüedad se llevaban a efecto, para tener una idea clara nos apoyaremos en un epigrama griego de Andreolo: “he combatido valientemente en los pugilatos de todos los juegos de Grecia, en Pisa perdí una oreja, en Platea un ojo, en Delfos me sacaron sin conocimiento”. En el anterior fragmento, se puede apreciar entrelíneas el orgullo y el honor con que es asumido por este competidor cada contienda pugilística, mostrando, en esencia, la aspiración de ser respetado por quienes lo conocieran y por colocar en lo más alto su habilidad y mérito.
    Sintetizando toda la información que han aportado las fuentes literarias, dibujos, estatuas, monumentos, en fin, podemos precisar los siguientes aspectos:
1.     Los púgiles griegos se cubrían las manos y los antebrazos con cintas de cuero blando de becerro sin curtir, que protegían las manos de los contrincantes de lesiones, estos guantes se denominaban spahira (ver Figura 8). Aunque también, algunos combates se realizaban a puños desnudos.


Figura 8. Guantes empleados por los pugilistas griegos en la antigüedad
2.     Los púgiles romanos, posteriormente, adicionaron a los spahira, unas piezas de plomo que eran colocadas en la parte dorsal el mismo, los que se denominaron Cestus. (ver Figura 9).
Figura 9. Guantes empleados por los pugilistas romanos en la antigüedad
3.     Los griegos componían las parejas por sorteo y no de acuerdo a las categorías de pesos, ya que no existían las divisiones en este sentido.
4.     El tiempo en que transcurría el combate era ilimitado y este se desarrollaba hasta que uno de los rivales se veía incapaz de continuarlo.
5.     Los árbitros (hella nodicos), se escogían entre las personas mayores de 40 años y, debían conocer bien la técnica del combate y las condiciones del certamen. En la mayoría de los dibujos de pelea de puños, el árbitro aparece con una varilla de madera flexible y ramificada en uno de sus extremos, tocando con ésta a los contrincantes intervenían en sus acciones (ver Figura 10).
Figura 10. Jarrón de la antigua Grecia (siglo VI a.n.e.)
6.     La preparación y el entrenamiento de los competidores, se llevaba a cabo bajo la dirección de especialistas en escuelas llamadas palestras. La palestra era una especie de plazoleta al aire libre, rodeada de columnas, entre éstas, se encontraba la cancha para realizar ejercicios. El piso era de tierra y en torno a la cancha se encontraban pequeñas habitaciones techadas para abluciones, descansos, fricciones de aceite y arena, sacrificios religiosos, etc.
7.     En los entrenamientos, los púgiles practicaban con el coricos, confeccionado con una piel de oveja cosida con la lana hacia dentro y relleno de semillas de dátiles, se asemejaba a los actuales sacos de entrenamiento. Dichos coricos se colgaban a la altura de la cabeza y servían a los competidores para ejercitarse en asestar golpes (ver Figura 11). Otro ejercicio de entrenamiento muy difundido era cavar y azadonar la tierra.
Figura 11. Jarrón de la antigua Grecia (siglo V a.n.e.)

    En el año 735 (a.n.e.) se funda Roma y, años más tarde entran los romanos en contacto con la civilización griega e incorporan la cultura griega a la romana, incipiente aún. Declinaba la Magna Grecia (así llamada por sus grandes ciudades griegas fundadas en las costas del Sur de Italia durante la época de la expansión helénica) con el engrandecimiento romano que, como se sabe, fue extendiendo sus dominios a otras zonas del mundo. En esta época, los Juegos Olímpicos pierden sus características originales y se inician como un espectáculo de la plebe escenificándose en las arenas de los anfiteatros, coliseos, encima de tumbas, lugares de entrenamiento, etc.
    Con la decadencia del Imperio Romano de Occidente, declina el arte de los puños y se considera a Varadzat el último campeón del pugilato de los Juegos Olímpicos Antiguos. En el siglo IV, específicamente en el año 321 (a.n.e.) el emperador Teodosio abolió estos Juegos que tuvieron que esperar 1.502 años, justo hasta el 6 de abril de 1896 para reanudarse, gracias a la voluntad de Pierre de Fredi, Barón de Coubertin.
    Aunque no existe información suficiente, puede decirse que el pugilato en la edad media tuvo muy poca acogida entre los señores feudales, ya que las peleas de los puños, en occidente fundamentalmente, no eran parte de la formación de caballeros durante la época medieval. Sin embargo, se tiene constancia que el pugilato se seguía ejercitando, pues alrededor del siglo XIII había, en un pueblo de Italia, un profesor de nombre Bernardo que instruía y, además, actuaba como árbitro y, organizador.
    Por otra parte, en Rusia entre los siglos XV y XVII, las peleas de puños se convirtieron en uno de los elementos del sistema de Educación Física (autónomo y popular) de aquella época. Generalmente, dada la gran cantidad de practicantes, se realizaban formaciones de “muro” contra “muro”, con una clara diferenciación de los “nuestros” y los “contrarios” (ver Figura 12). Según el profesor ruso Gradopólov, K. (1979), las reglas de la pelea de puños rusa hallaron su reflejo en muchos proverbios y refranes. Los proverbios: “al caído no se le pega” y “el caído ya no pelea”, revelan el carácter noble de los púgiles rusos durante el combate. El refrán “vale más maña que fuerza” evidencia un estado de comprensión que supone que para alcanzar la victoria en el combate, no basta sólo la fuerza; sino también las habilidades adquiridas.
Figura 12. Xilografía rusa (fines del siglo XVII)
    En 1719, cuando la estructura socio-económica y política está en proceso de transformación hacia la fase burguesa, reaparece en Inglaterra el Boxeo. Su pionero fue James Figg. (ver Figura 13). A partir de esta época el pugilato se transforma y comienza a llamarse Boxeo.
Figura 13. Imagen de James Figg, pionero del Boxeo moderno
    A comienzos del siglo XVIII, James Figg, abandona su sala de armas de Tottenham Court Road en Londres, para dedicarse al Boxeo a puños desnudos. En estos inicios, el Boxeo carecía de reglas, al extremo que los contendientes se empujaban y se derribaban frecuentemente sin que mediase un golpe; además, se usaba el bastón en los combates y había una sola división: la de los pesos completos.
    En el año 1719, se efectúa en Inglaterra el primer campeonato oficial mundial de boxeo en el que participó James Figg contra Ned Sutton, dicho encuentro comenzó con los puños, después tomaron las espadas para darse golpes planos y por último, el bastón: Un fuerte bastonazo de Figg a las piernas de su contrario puso fin al combate, coronándose James Figg como el primer campeón del mundo de los puños desnudos, recordemos que los puños de los boxeadores no estaban protegidos y, de ahí deriva esa denominación (ver Figura 14).
Figura 14. Imagen de un combate de boxeo a puños desnudos (siglo XVIII)
    El nuevo campeón abrió una escuela de Boxeo para la nobleza inglesa. En dicha escuela se eliminó definitivamente el uso del bastón como el instrumento que diera la victoria. Los practicantes eran atendidos por Figg. En el gimnasio y después de cada combate, se producía un análisis del maestro para corregir los errores cometidos. Era el Boxeo un Deporte en el que prevalecía la fuerza. Se combatía en las trastiendas de las salas de diversión y en los prados.

    En 1734, muere James Figg y le sucede su discípulo George Taylor, quién hereda su título. Unos años más tarde, se reunieron en la casa de Jack Broughton (campeón y maestro de este arte) varios profesores con el fin de establecer un reglamento para las competencias de Boxeo, el que se dio a conocer en Court Road (Tottenham) el 16 de agosto de 1947. En este reglamento se acordaban los siguientes siete aspectos:
  1. Se deberá marcar un cuadrado de una yarda (0.914 metros) en medio del lugar del combate y después de una caída de alguno de los contendientes o al comienzo de la pelea, cada ayudante deberá llevar a su hombre al cuadrado y situarlo uno enfrente del otro y, hasta que estén situados justamente en las líneas no será legal que uno golpee al otro.
  2. Para evitar cualquier tipo de disputas, si después de una caída un ayudante no llevara a su hombre al lado del cuadrado que corresponda, en un plazo de medio minuto sería declarado vencido.
  3. En cada combate, nadie (quien quiera que fuese) excepto el boxeador y su ayudante estaría sobre la plataforma de combate. La misma regla se observaría en los combates finales, exceptuando que, en estos últimos al señor Broughton se le estaría permitido estar allí; para mantener las buenas formas y para asistir a los caballeros a la hora de llegar a sus puestos. Y quien quiera que tuviere la intención de infringir estas reglas sería expulsado inmediatamente. Todo el público tendría que abandonar la zona de combate tan pronto los campeones se hubieran desnudado antes del comienzo.
  4. Ningún campeón, sería declarado derrotado a menos que no consiguiera llegar a la línea en el tiempo marcado o si su propio ayudante le declarara derrotado. No estaría permitido a ningún ayudante, hacerle preguntas al adversario de su hombre; ni tampoco aconsejarle que abandonase.
  5. En los combates finales, recibiría dos tercios del dinero entregado, para lo cual, se llevaría a cabo la división de éste, a pesar, de que pudiera haber acuerdos con el oponente.
  6. Para evitar discusiones, en cada combate principal los combatientes, al entrar en la zona de combate elegirían entre los caballeros presentes, dos árbitros que decidirían todas las disputas que pudiesen surgir durante el combate y, si los dos árbitros no lograran ponerse de acuerdo, deberían elegir a un tercero para tomar una decisión final.
  7. A nadie le estaría permitido golpear a su oponente cuando estuviese en el suelo, ni agarrarlo por las ingles, los calzones, ni cualquier otra parte por debajo de la cintura, a un hombre arrodillado se le debería proceder a efectuar la cuenta atrás.
    Estas reglas que, a pesar de haber sido elaboradas en conjunto son atribuidas históricamente a Jack Broughton, las que condicionaron entre otros aspectos: que cada boxeador, tuviera un asistente o ayudante; que no se utilizaran bastones, ni otros tipos de objetos, aspecto que humanizó mucho la actividad; y que cada asalto fuese determinado por las caídas que sufría un competidor, a causa de los golpes de los que, como hemos expuesto antes, se debía recuperar en 30 segundos.
    Las primeras reglas de la historia del Boxeo, no se hicieron efectivas en Inglaterra ni en otro lugar del mundo; sólo se aplicaron en los gimnasios de los profesores que las emitieron. Este reglamento se conoció como London Prize Ring Rules.
    Jack Broughton (ver Figura 15), considerado el verdadero sucesor de Figg, abrió una escuela en la cual mejoró las características del arte viril de los puntos desnudos, creó una posición de guardia para los boxeadores, e ideó y creó el primer par de guantes de 5 onzas, que sólo se utilizó en los entrenamientos, como medida de protección de las manos. Su primera sala de espectáculos fue en Hanway Yard, en la calle Oxford, en Londres.
Figura 15. Imagen de Jack Broughton
    Durante su etapa como boxeador Jack Broughton, fue protegido por el duque de Cumberlan (William Augustus, 1721-1765). Este perdió una gran cantidad de libras esterlinas el 7 de abril de 1750, cuando Broughton fue derrotado por Jack Snack, le bastaron 14 minutos a Snack para derrotar a Broughton, dándole un fuerte golpe en la cara dejándole casi ciego; en el transcurso del encuentro J. Broughton, quien quería demostrarle a su padrino que no estaba vencido tuvo sin embargo, que retirarse del combate. El vencedor recibió 600 libras esterlinas. Tenía Jack Broughton 46 años cuando perdió su título, que conquistara con 26 años. Jack Broughton falleció en 1788.
    Resumiendo esta primera parte, podemos considerar que el padre del Boxeo es Jack Broughton, por los diversos elementos que introdujo a este arte y, que James Figg fue el pionero; aunque existen historiadores que plantean a la inversa esta consideración.
    Hunt, discípulo de J. Broughton, introdujo los elementos de piernas con los cuales el boxeo pierde su forma estática. Con esta nueva incorporación un novedoso recurso entraba en juego: el maniobrar frente al oponente; demostrándose que, un boxeador de pequeña estatura que usara inteligentemente el movimiento de las piernas frente al ataque del contrario, podría hacerlo fallar, llegando incluso a vencerlo a pesar de la diferencia de estatura y peso.
    En el año 1763, nace el español Daniel Mendoza, campeón del mundo en el año 1795, el cual introdujo en el Boxeo el arte de la defensa y el ataque, ideando nuevos movimientos de piernas y nuevos golpes. Además, demostró que una esquiva era menos fatigante que una parada. Este boxeador fue el primer autor en publicar un libro de Boxeo, titulado “Las memorias de Daniel Mendoza”.
    El primer tratado fundamentado sobre Boxeo, fue escrito en el año1820 por Pedro Egan. En el mismo, se tratan las costumbres, la alimentación, el entrenamiento, la estética de la guardia y el combate, la efectividad de los golpes, etc. El trabajo se tituló “Boxiana”.
    El atleta y periodista inglés John Graham Chanbers, que era miembro del Amateur Atlethic Club (AAC), difundió el uso de los guantes y elaboró en el año 1865, un nuevo reglamento; pero no fue publicado hasta el año 1867, con el patrocinio de John Soltó Douglas (octavo Marqués de Queensberry). Chambers, ideó estas reglas para el Boxeo Amateurs organizado por el AAC, las mismas consistían en ocho aspectos, que regían de manera estricta la forma en que se debían desarrollar los combates:
  1. Para que se tratara de un justo combate, el Boxeo debería celebrarse en un ring de veinticuatro pies, o lo más próximo a este tamaño que fuera posible.
  2. No estaría permitido ni agarrar, ni la lucha.
  3. Los asaltos, tendrían una duración de tres minutos y habría un minuto de descanso entre ellos.
  4. Si alguno de los hombres cayera por debilidad o cualquier otro motivo, debería levantarse sin asistencia en un plazo de diez segundos, mientras el otro, debería regresar a su esquina, y cuando el hombre caído estuviese de nuevo en pie, el asalto debería reanudarse hasta que se cumplieran los tres minutos. Si uno de los hombres no pudiera estar en buenas condiciones en los 10 segundos permitidos, estaría en manos del árbitro, conceder la victoria al otro hombre.
  5. Un hombre colgado en las cuerdas, sin tener los dedos de los pies apoyados en el suelo, sería considerado derribado.
  6. Ningún ayudante, ni ninguna otra persona podría estar en el ring durante los asaltos.
  7. Si el combate tuviera que ser parado por cualquier interferencia inevitable, el árbitro debería decidir el lugar y la hora para finalizar el combate tan pronto como fuera posible; de manera que, hubiese un ganador, a menos que los promotores de ambos hombres estuviesen de acuerdo en empatar las apuestas.
  8. Los combates deberán realizarse con guantes y. estos guantes deberán ser guantes de Boxeo de tamaño adecuado, de la mejor calidad y nuevos.
    Este reglamento se editó bajo la firma del Marqués de Queensberry, por lo que estas nuevas reglas se conocen con el nombre de “Reglas patrocinadas por el Marqués Queensberry” o “Reglas de Queensberry”. Estas reglas, no fueron usadas hasta 1872, en un torneo en Londres que fue realmente Amateurs, donde no se obtenían ganancias, ni se permitían apuestas. Recordemos que el “Prize Fighting” o “Pelear por el premio” estaba prohibido en Inglaterra; pero las autoridades aceptaron las nuevas reglas y con ello, empezaron gradualmente a reemplazarse las antiguas reglas del “London Prize Ring”. A partir de ese momento (1872), todo contrato que se firmara entre dos boxeadores se hacía cumpliendo las nuevas reglas, a pesar de no existir una organización regional, nacional o internacional de Boxeo. Dichas “Reglas de Queensberry” son las bases de las que actualmente regulan tanto el Boxeo Amateurs, como el Profesional.
    En el año 1869, se efectúa el primer encuentro internacional entre los Estados Unidos de América e Inglaterra, representados por los boxeadores Mike McCoone y Ton Ablen, respectivamente; saliendo vencedor el primero.
    Los combates en verano, se llevaban a efecto al aire libre y en invierno, en locales cubiertos. Sin embargo, en el campo cercado la accesibilidad del público resultaba mayor. En Barcelona (España) se estableció la primera sala de Boxeo en el año 1875.
    El 7 de julio de 1889, ante 3000 espectadores, se lleva a efecto el esperado encuentro entre John Lawrence Sullivan, último gran campeón de una época en la que se peleaba con los puños desnudos (sin guantes) y Jake Kilrain. Este combate se considera como el primero en la historia del Boxeo que tuvo cobertura periodística.
    El 7 de septiembre de 1892, se enfrentan los boxeadores John L. Sullivan (ver Figura 16), de fuerte pegada y campeón mundial de los pesos completos y el estilista James Corbett (ver Figura 17), retador del campeón que, para esa pelea, pesaba 15 kilogramos más que Corbett. Esta pelea se considera la primera con los guantes de 5 onzas, creados por J. Broughton un siglo antes y el último gran combate del siglo XIX. Este encuentro se decidió a favor de James Corbett quién se coronó nuevo campeón de los pesos completos, ganando un premio de 25 000 dólares estadounidenses y, lo más importante aún, un lugar en la historia de este Deporte al derrotar y retirar al que fue considerado el más grande de los boxeadores del siglo XIX.

Figura 16. Fotos de Sullivan para el gran combate del siglo XIX



Figura 17. Fotos de Corbett para el gran combate del siglo XIX
    Tales fueron la popularidad y el prestigio alcanzados por James Corbett durante su reinado que mantuvo durante 5 años hasta que lo perdió ante Bob Fitzsimmons el 17 de marzo de 1897, que llegó a rodar en los estudios Thomas Edison (en el año 1894) la primera película de boxeo, donde él fue el protagonista y primero en encarnar un boxeador en la historia del séptimo arte. A este boxeador se le atribuye el haber revolucionado las artes de los medios ofensivos y defensivos en el Boxeo moderno, introduciendo el hook (gancho de izquierda) con muy poca perfección. Se considera a Corbett el primer estilista del Boxeo.
    Este combate fue el tránsito, no sólo a un nuevo siglo, sino a una nueva manera de asumir y hacer el Boxeo, representado por la figura de Corbett; en conjunto con el adiós, a una etapa brutal sin reglamentación y en la que esta actividad era perseguida, representada por John Sullivan, “el ídolo de Boston”, sobrenombre por el que era igualmente conocido, quién retuvo la corona por 10 años seguidos, al conquistarla el 7 de febrero de 1882 (en 9 asaltos) frente a Paddy Ryan.
    El último campeón mundial de los pesos completos del siglo XIX fue James Jeffries (ver Figura 18), quién defendió su título ante los intentos de Corbett de recuperar la corona, el 11 de mayo de 1900 y el 14 de agosto de 1903, ambas peleas fueron decididas por K.O. a favor de Jeffries. James Jeffries, apodado por su afición “el calderero”, defendió y retuvo el título en seis ocasiones, antes de retirarse invicto en el año 1905.
Figura 18. Foto de James Jeffries, último campeón del mundo de los pesos completos del siglo XIX
    Por último, señalar que el siglo XX fue el periodo de la real popularización y difusión del boxeo por todo el mundo.
Conclusión
    Asumiendo que la historia obedece a un interés general del conocimiento y que la misma explica el presente en función del pasado, la profundización en el estudio del desarrollo histórico que ha experimentado el boxeo, interpretar sus condiciones socio-culturales, sus principales artífices y protagonistas, etc., debe constituir una prioridad para todo los especialistas y técnicos de este deporte, dado que en la legitimidad del discurso histórico radica una de las formas culturales que permite interpretar las tendencias, corrientes, justificar posiciones y, sobre todo, porque si no conocemos el pasado estamos incapacitados para comprender objetivamente el presente y mucho menos interpretar el futuro.
Referencias bibliográfica
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