Frases del dia

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miércoles, 10 de julio de 2013

Box en Punta Alta

Nelson Valdéz, pupilo de Manuel Regueira, en un combate en el Estadio Bristol de Mar del Plata.
En la Argentina el boxeo hizo su ingreso, como tantas otras cosas a lo largo del tiempo, a través del puerto de Buenos Aires a finales del siglo XIX. La primera pelea que obtuvo difusión y de la que se tiene registro la protagonizaron Paddy McCarty y Abelardo Robassio en la capital, en 1903. Para 1908 creció la popularidad de este deporte y se fundó El Club de Boxeo de Buenos Aires. Si se tuviese que mencionar a uno de los primeros boxeadores con proyección internacional se debe nombrar a Luis Angel Firpo, quien el 14 de septiembre de 1923 se enfrentó a Jack Dempsey. Este combate fue comentado como el más brutal de la historia, a pesar de su corta duración que llegó a 3 minutos y 57 segundos. Pero esos escasos minutos de intercambio de golpes entre el “Martillo de Manassa” y el “Toro Salvaje de las Pampas” se grabaron a fuego en la memoria de toda una generación encendiendo el deseo de algunos por practicar el recio deporte del pugilismo. Ángel Miras, militar retirado y panadero, aficionado al box desde muy chico recuerda el episodio: “Era una locura Argentina por el boxeo, porque yo tenía... siete años, ocho, estuve hasta los diez años en Buenos Aires e iba a una esquina de mi casa a pelear con los otros pibes, con guantes. Porque estaba en el boxeo en el ´23 el asunto que peleó Firpo con Dempsey, en fin, todo el mundo quería ser boxeador.”
Victorio Grillo. Sus peleas junto a Pedro Ganio constituían el “clásico” del box local.
Punta Alta comenzó a mostrar interés por el box a partir de que se comenzaron a hacer peleas en un baldío en calle Urquiza al 700, al que Miras recuerda: “[...] en cualquier baldío había boxeo. Y se hizo un ring allá en la calle Urquiza. [...] Era un terreno baldío. (Había) bolsas, claro, para que la gente no mirara de afuera. Y se había, las primeras peleas que se hicieron ahí eran con los ring de, el ring era de alambre.”
Al baldío llegaba gran cantidad de público entre los que se mezclaban curiosos y aficionados. A los primeros los detenía la cerca de alambre con bolsas de arpillera. Allí mismo se había improvisado una ducha con un barril de 200 litros en la que los deportistas se bañaban luego de los combates. Es en esta primera época que se forjó su reputación uno de los primeros púgiles, Libre González. Libre era el menor de dos hermanos, el otro González, Mayorico, también fue boxeador y junto con Miras compartieron viviencias:
“[...] Mayorico, el hermano de Libre, yo lo conocí, fui amigo de él, fuimos dirigiendo el boxeo de acá, porque Mayorico era profesor de Marina y los nombraron (a él y) a Libre, que era panadero también” 
El ring más importante de nuestra ciudad: El Boxing Club Punta Alta de Rivadavia 239.
Victorio Grillo, quien fue un boxeador puntaltense (aunque él se definía como pugilista) llegó a ser campeón provincial en 1938, expresaba lo siguiente en relación a los hermanos González:
“Mayorico era mejor, más pugilista, más fuerte, era. Libre era chiquito, era peso pluma. [...] Ellos me enseñaron a mí. [...] Peleé con Prada, con Beuchi. Peleé con todo lo mejor que tenía la Argentina.”
Las peleas entre Pedro Ganio y Grillo se constituyeron un clásico de la ciudad y más allá de la rivalidad deportiva los unía una gran amistad.
Dentro de la Base Naval también se peleaba, y los encuentros tenían lugar en los hangares. En ellos se libraba la lucha boxística entre las tres fuerzas, Marina, Ejército y Aeronáutica de la que salía un campeón. De esos boxeadores, que muchos de ellos eran de otras provincias, algunos llegaron a pelear en la ciudad y hacerse un nombre, como es el caso de Angel Miras.
El Teatro Español también fue escenario de este deporte como lo señala el periódico La Nueva Comuna, el 1 de octubre de 1935 en donde se promocionaba una pelea entre “los destacados púgiles Dante Valussi y José Corgatelli, el primero campeón de nuestra Armada y el segundo con una actuación muy meritoria en los rings”. Aparte del combate de fondo se promocionaban los de semifondo aclarando precios populares y el jurado a cargo de Víctor Berardi, Antonio Pernas y Roberto Patrignani (dueño de la sastrería del mismo nombre en calle Irigoyen 42).
Mientras tanto, en Punta Alta, en donde funcionó el Cine La Marina, se instaló el Boxing Club y Gimnasio Punta Alta, donde Adolfo Cornago y Jorge Bermúdez asumieron en su momento la presidencia. Este salón de box tuvo su apogeo en los ´40 durante una década aproximadamente, suspendiendo sus actividades por la remodelación del salón y su posterior adquisición por parte del Club Rosario Puerto Belgrano que continúa en la actualidad en Humberto 1º 881 y 889. Por allí desfilaron Victorio Grillo, Pedro Ganio, John Terry, Saturnino Rico, Pedro Landoni, José Santiago, Aquicha Caffe, Angel Miras, Tito Dafuncio, Aníbal Ortega, entre otros.
José Santiago, púgil puntaltense (sexto desde la izquierda) junto al presidente de la nación Juan Domingo Perón (al centro) y los destacados boxeadores Pascual Pérez (a la derecha de Perón) y Eduardo Lausse (a la izquierda del presidente).
El Club Talleres en Luiggi 134 también vio desfilar a los boxeadores locales, asi como también el Club Altense, donde a los entrenamientos acudía gran cantidad de “aficionados” para ver los pormenores de la preparación física de los boxeadores. El público de box era muy fanático y había cierta mística de ser boxeador: “Yo como pibe, lo digo con honestidad, en Punta Alta me floreaba andar con los ojos negros. Porque sabían que yo era boxeador.”
Además era una actividad no lucrativa ya que “Prácticamente en ese entonces no se peleaba por nada, si te daban algo era para el café con leche. [...] El fuerte era el deporte. No porque ibas a ganar algo” comenta Manuel Regueira, otro boxeador puntaltense quien más tarde se dedicaría a la tarea de entrenador en el Club Villa Mora.
En Carhué, Regueira (primero de la izquierda) con dos de sus pupilos.

Las rivalidades
Las rivalidades se hacían presentes desde varios flancos, la rivalidad Punta Alta – Base Naval era importante y en la que se colaba la dicotomía futbolera Sporting – Rosario Puerto Belgrano, ya que muchas veces, marineros y conscriptos representaban a uno u otro club. Rolf Bugallo cuenta: “El encono hacía que pasaran cosas raras. Como traer un marinero a jugar, nosotros teníamos marineros pero había que cuidarlos porque si era de Sporting los de Rosario le decían de todo y si era de Rosario los de Sporting le decían (de todo).”
Pero el antagonismo principal se daba con la vecina ciudad, dado que antes de la Comisión Municipal de Boxeo los jurados venían desde Bahía Blanca, más precisamente del famoso Salón de los Deportes a cuyo frente se encontraban los hermanos Simonelli y Gómez. Entrada la década del ´40, este Salón era el gran filtro para los pugilistas amateurs. Con sede en Soler 444, allí el boxeo se practicaba profesionalmente. Luego del visto bueno de este club, un pugilista podía hacerse un nombre en otros lares. A Manuel Regueira no le agradaba mucho la idea: “Era muy fuerte (El Salón de los Deportes). Yo tuve la suerte de poder desligarme de ellos […] por el fuerte que teníamos acá en Punta Alta y los boxeadores los tenía yo, entonces me respetaban mucho.”
Los árbitros de este lugar, viajaban a Punta Alta al Boxing Club, que funcionaba en Rivadavia 139, para mediar entre los contendientes. Por esto y por una comentada falta de parcialidad, se buscó crear una Comisión Municipal de Boxeo, para tener jurados propios.

Boxeadores del Club Altense, 1963. Uno de los últimos bastiones del pugilismo local.
El Box local cuelga los guantes
Luego del auge de los ´40, paulatinamente el boxeo fue perdiendo terreno, el público se fue alejando siendo difícil precisar la causa de la aparente desaparición de este “recio deporte”, como se lo llamaba entonces. La pérdida de interés por parte de los jóvenes y su afición a otros deportes como el fútbol y básquetbol, y la poca difusión del la escasa actividad pugilística pueden anotarse como aparentes causas. Manuel Regueira se mantuvo como la última resistencia en Villa Mora de una disciplina que finalmente dejó su lugar a otras manifestaciones deportivas
Fuentes:
-Lieja Castelli, Armando: 80 Años del Club Rosario Puerto Belgrano. Primera parte 1920-1970. Punta Alta, Grafimar, 2000
-Punta Alta – Revista Quincenal Ilustrada ,Nº 4, 26 de agosto de 1933.
-La Nueva Comuna, 1 de octubre de 1935
-Archivo Histórico Municipal : “Los Precursores”, en Boletín de la UCIAPA, Nº 187, noviembre de 2003.
-Cien Años De Periodismo 1898-1998, La Nueva Provincia, Bahía Blanca, agosto de 1998. 
-”Campeones De La Vida, Diego Ortega”, en El Rosaleño Nº 9, Punta Alta, junio 2003. 
-Diario Íntimo De Un País, 100 Años de Vida Cotidiana. Buenos Aires, La Nación, s/f

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