Dentro de la desprolijidad y la fricción propuesta por el astuto peleador de La Pampa, la experiencia y velocidad se imponía por estrecho margen hasta el fatídico octavo round para el juninense, quien había tenido sentido a Ríos en el sexto episodio sin poder definir, lo mismo que le había ocurrido al visitante en el quinto, cuando el juninense se le escapó por poco.
En el octavo, el pampeano aprovechó la no recuperación de Bonanni y lo tiró tres veces (el CMB no marca límite de caídas). La valentía del de Junín y la flojísima actuación del referee hicieron que la pelea continuara y que el dueño de casa sobreviviera la vuelta.
La cosa no iba a durar mucho más. Al comienzo del noveno, Ríos volvió a lastimar a su rival, quien no obstante, se la jugó a meter una mano salvadora. El público estaba enardecido cuando otro derechazo del invicto puso a Bonanni otra vez en el tapiz. Allí voló la toalla y se acabó otro sueño titular para el hombre de Junín.
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