Frases del dia

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lunes, 5 de septiembre de 2016

los mejores pesos pesados

Paulino Uzcudun e Isidoro Gaztañaga fueron los mejores pesos pesados de la historia del boxeo español. Uzcudun fue tres veces campeón de Europa. Gaztañaga no logró ningún título importante puesto que se cuidó poco, bebió mucho y no se dejó aconsejar.


El boxeo que se practicaba durante los años 20 y 30 se parece poco al que podemos ver hoy en día. Sin embargo, lo que nunca ha cambiado y, seguramente, nunca lo hará, es todo lo que rodea este deporte. Mientras que la técnica deportiva se ha depurado, mientras los materiales y los procesos de entrenamiento sí han evolucionado enormemente, los boxeadores suelen seguir siendo víctimas de lo que les rodea. Personas aprovechadas, gorrones, managers sin escrúpulos. También de su propia ignorancia. Lógicamente, no todos los casos son similares aunque un alto porcentaje de púgiles suelen caer en redes de indeseables que llenan sus arcas a costa de la bondad del boxeador. Es verdad que otros se bastan por sí solos para acabar sin un céntimo, con el cerebro lleno de agujeros y una botella de alcohol en cada mano. Los menos.
El mundo ha cambiado, los deportes han cambiado, los entornos de los deportes en los que se mueve gran cantidad de dinero siguen intactos.
Cuando Paulino Uzcudun comenzaba a boxear, el mundo estaba convirtiéndose en algo muy distinto a lo que había sido hasta ese momento. El boxeo ya era ese lugar de la realidad elegido por muchachos que creían poder hacerse ricos a base de repartir puñetazos sobre un cuadrilátero. Solo algunos de ellos lo conseguían mientras que cientos de ellos recibían como pago una buena dosis de pobreza y daños cerebrales irreversibles. El boxeo era el lugar de la realidad en el que muchos hacían caja convertidos en trituradores de púgiles que se dejaban media vida peleando para nada.
Poco después de que Uzcudun decidiera ser boxeador, otro muchacho guipuzcoano se subía al ring. Su nombre era Isidoro Gaztañaga.
Dos comienzos muy parecidos con dos finales opuestos. De Gaztañaga siempre se habló bien. De Uzcudun no.
Ambos se cuidaban lo justo, ambos fueron gastando lo que ganaban en caprichos, en ostentación, en regalos que daban lustre a sus aventuras amorosas. Uzcudun llego a verse envuelto en el escándalo del estraperlo mientras Gaztañaga iba de burdel en burdel, de depresión en depresión. Fueron amigos antes de convertirse en enemigos absolutos aunque, curiosamente, nunca cruzaron los guantes entre las doce cuerdas. Cuando parecía que se podría organizar una pelea entre los dos algo aparecía y hacía imposible que así fuera. La historia de estos dos deportistas es larga y está llena de matices que hacen del ella un relato intenso y muy, muy, interesante.
Eso es lo que nos presenta Joxemari Iturralde en Golpes de gracia, un libro con tintes históricos y periodísticos en el que nos cuenta la historia de ambos púgiles y que no deja de ser la historia de muchos y el relato de un cambio que afectó al mundo entero.
Desde el París de los años 20, la vida en los caseríos y pueblos vascos durante esa época, hasta la guerra civil y mundial. No entra el autor en detalles aunque sí logra que entendamos a los protagonistas coloreados en el entorno que les toca vivir. El libro, novelado, se divide en 26 capítulos. Cada uno de ellos se llama igual que la mujer que interviene de forma protagonista (en uno de ellos el nombre es doble). En realidad, esas damas fueron las que irían marcando la vida de Uzcudun y Gaztañaga: primeras novias, primeras juergas, relaciones peligrosas, juegos sin solución en las alcobas.
El autor no oculta su preferencia por lo que representó Isidoro Gaztañaga ni su rechazo por lo que terminó siendo Uzcudun. Tampoco oculta su gusto por la forma de entender el mundo del pueblo vasco.
Aunque los personajes principales son Paulino e Isidoro, desfilan por las 162 páginas de Golpes de gracia, otros singulares y, por supuesto, alguno de gran importancia como, por ejemplo, el doctor Ladis Goiti que sirve como hilo conductor del relato.
El libro es muy entretenido y la lectura resulta fácil y amena. Es, en realidad, un relato de trama en la que la carga expresiva no abunda. Los alardes estilísticos son pocos. Pero tampoco parece que sea otra la intención del autor. En ese sentido, la novela es honesta. No hay búsqueda de imágenes que se queden en nada o retórica vacía.Iturralde quiere contar y lo hace con la claridad de la sencillez estilística.
Golpes de gracia es un buen libro para acercarse al boxeo de la época, para entender qué es lo que pasaba por la cabeza de algunos boxeadores, para intuir cómo se desarrolló y lo que supuso la guerra civil española (sin ser el tema principal se pueden ver algunos detalles interesantes).

Boxeo, mujeres y muerte

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