Frases del dia

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martes, 5 de agosto de 2014

LOS MEJORES DEPORTISTAS CUBANOS DE TODOS LOS TIEMPOS



Teófilo Stevenson

Stevenson es reconocido como uno de los boxeadores amateurs más espectaculares de la historia. Obtuvo todos los títulos de la Asociación Internacional de Boxeo Aficionado (AIBA) y entre ellos resaltan las tres coronas olímpicas, en Múnich 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980. Solo él, Félix Savón y el húngaro Laszlo Papp lograron subir en tres ocasiones a lo más alto del podio olímpico. Además, “Pirolo”, como le decían sus amigos, ganó tres títulos mundiales, en La Habana 1974, Belgrado 1978 y Reno 1986.

En 1978 se analizó la posibilidad de efectuar una serie de combates entre Stevenson y Muhammad Alí quien era el campeón de los PESOS PESADOS en EL BOXEO PROFESIONAL. Esos duelos finalmente nunca se concretaron; pero entre los dos peleadores surgió una amistad que se mantuvo hasta la repentina muerte de Stevenson, en 2013. Durante dos décadas sobre el ring, la fuerte pegada de Stevenson lo convirtió en un boxeador invencible y de sus 321 combates oficiales solo perdió 20.






Félix Savón

Savón y Stevenson han sido los dos boxeadores cubanos más reconocidos después de 1959. Savón brilló en los 91 kilogramos, una división en la que también fue imbatible por casi 20 años. Su listado de títulos es impresionante: tricampeón olímpico (Barcelona 1992, Atlanta 1996, Sídney 2000); además, en seis ocasiones logró la corona mundial y conquistó cuatro Copas del Mundo.

Su recto de derecha lanzó a no pocos al ring, incluso en una época del boxeo amateur donde se adoptaron diversas medidas para proteger a los peleadores (como la cabecera).

En 2000, después de la Olimpiada de Sídney y ante el límite de edad impuesto por la AIBA, Savón tuvo que retirarse. Con su salida terminó una época en la que los peleadores amateurs cubanos de las máximas divisiones dominaron amplia y convincentemente en todos los torneos internacionales.



José Raúl Capablanca

El mejor ajedrecista de Latinoamérica de todos los tiempos. Capablanca logró el título mundial en 1921, al derrotar al alemán Enmanuel Lasker, en un match celebrado en La Habana. Durante 10 años, hasta 1924, se mantuvo invicto. La gran sorpresa se produjo en 1927, cuando el ruso nacionalizado francés, Alexander Alekhine, lo derrotó en el match jugado en ARGENTINA. Así culminó el reinado del cubano. Alekhine nunca quiso darle la revancha.

El 7 de marzo de 1942, mientras observaba una partida en el Manhattan Chess Club de Nueva York, Capablanca sufrió un infarto. Murió al día siguiente cuando todavía no había cumplido los 54 años. En su impresionante carrera logró 302 victorias, firmó 246 tablas y solo inclinó su rey en 35 ocasiones, por lo que es el campeón mundial con menor cantidad de partidas perdidas.

Sobre Capablanca escribió en su serie de libros “Mis geniales predecesores”, Garry Kasparov: “no conocía apenas la teoría y vivía —al menos la existencia cotidiana— fuera del ajedrez. Casi no hacía nada y trabajaba mucho menos que otros jugadores, lo que no le impidió ganar los torneos y encuentros más importantes, manteniéndose invicto durante años.”

Justo Suárez



«Qué le vas a hacer, ñato, cuando estás abajo todos te fajan. Todos, che, hasta el más maula. Te sacuden contra las sogas, te encajan la biaba. Andá, andá, qué venís con consuelos vos…» Julio Cortázar.
“Torito” (Final del Juego, 1956) primeras líneas

Justo Suárez fue el primer gran ídolo que dio el deporte argentino. A fuerza de golpes, no sólo en el ring, sino también en la vida, se ganó en poco tiempo la admiración de las masas que se sintieron identificadas con su historia. Desde la miseria más absoluta llegó al estrellato y casi a la misma velocidad que ascendió se hundió en un ocaso muy oscuro. Adelantándose a lo que diría Jim Morrison, fallecido cantante de The Doors, varias décadas más tarde, el Torito de Mataderos vivió rápido y murió joven, porque una tuberculosis terminó con su vida cuando sólo tenía 29 años.
Allá por la década del 30 Argentina tenía una muy marcada diferencia económica y que alguien de clase baja llegara a codearse con las altas esferas era una utopía. Por eso cuando alguno lo conseguía era idolatrado y esto le sucedió a Suárez. Fue el decimoquinto hijo de una familia que tuvo 24 hijos y ya desde su más temprana infancia se vio obligado a rebuscársela para llevar el pan a su casa. Desde los 9 años trabajó de lustrador, canillita o mucanguero, encargado de bajar de las canaletas la grasa liviana, llamaba mucanga, de los mataderos. Mientras tanto empezaba a tirar sus primeros golpes, sin demasiada ortodoxia, en un improvisado ring en el fondo su casa.
A los 19 años ya era profesional, lo que le permitía ganarse algunos pesos extras peleando en festivales en cualquier punto de Buenos Aires. En una de estas reuniones celebrada en la calle Florida, algo que para la época ya era todo un logro, Suárez recibió el mote que lo marcaría para toda la eternidad: Torito de Mataderos. Con un estilo arrollador y por momentos desordenado, fue demoliendo rivales, por lo que sus actuaciones comenzaron a convocar cada vez más público. Fue así como llegó a José Lecture. “Vos peleás a la criolla, tenés que aprender”, le dijo el creador del mítico Luna Park, que se encargó de aleccionarlo.
Dos años después estaba peleando por eltítulo argentino liviano y una multitud ya lo acompañaba. La vieja cancha de River Plate fue el escenario en donde se midió con Julio Mocoroa, al cual venció por puntos. La revancha no se pudo hacer porque el campeón saliente murió tiempo después. Para esa altura, el Torito de Mataderos ya vestía trajes de primera, su figura estaba más cerca de los niños bien que los trabajadores con los que se codeaba en su infancia, aunque nunca los olvidaba. Por primera vez, las ignoradas clases bajas veían como uno de los suyos salía de la pobreza para vivir con todas las comodidades. Además se había casado con Pilar Bravo, una joven telefonista que lo acompañó durante algunos años hasta que se divorciaron cuando el declive ya parecía al indefectible. (Foto: Justo Suárez durante un descanso después de un entrenamiento).
“De Mataderos al Centro/y del Centro a Nueva York”, rezaba la letra de uno de los tantos tangos que en esa época se escribieron para homenajearlo. Gracias a la popularidad que había conseguido en Argentina, pudo tomarse un barco para irse a probar suerte a Estados Unidos, la gran meca del boxeo. Otra vez hizo todo a gran velocidad. En 4 meses hizo 5 peleas y arrasó a sus rivales para rápidamente hacerse un nombre. Volvió al país con toda la gloria. A su vuelta peleó en un Luna Park repletó ante el chileno Tani Loayza, al cual le ganó por puntos en una de las mejores pelas de su carrera, en la cual registró 24 triunfos, 2 caídas, 1 empate y 1 sin decisión. Entre los presentes se encontraba el presidente Uriburu y los príncipes de Inglaterra Eduardo de Windsor y Jorge de Kent, que lo aplaudieron de pie desde la primera fila cuando el árbitro le levantó la mano para declararlo triunfador.
Su vida era color de rosa. Pero duro un suspiró, como todo en su vida. Retornó a Nueva York para ir por el título del mundo, pero las risas se empezaron a borrar y de a poco todo se fue tiñendo de negro. En su camino hacía el cetro mundialista, tuvo que enfrentarse con un duro como Billy Petrole, que no era alguien de renombre pero se ganaba el pan probando figuras antes de una gran cita. El local fue demasiado y el Torito de Mataderos cayó en 9 asaltos, lo que fue su primera derrota en el campo profesional. Al mismo tiempo, también perdía en lo sentimental porque su esposa lo dejaba. El divorcio ya era cosa juzgada.
La chance de pelear por convertirse en rey de los livianos se había esfumado. Ese fue el comienzo del fin, en especial porque la tuberculosis ya se estaba cumpliendo un papel importante. En 1932 Victor Peralta le sacaba el cinturón al gran ídolo popular y esto trajo aparejada la separación con Lecture, quien fue su representante y mentor. La última vez que se lo vio arriba de un ring fue ante su amigo Juan Pathenay, que subió con la consigna de no pegarle. Así y todo le ganó y no sólo el triunfador lloró, sino también que todo el Palacio de los Deportes, que vivió una de sus noches más negras.
La enfermedad estaba ganando por knock out. Se traslado a Córdoba con la poca plata que le quedaba. Tres años después moría en la miseria absoluta con una de sus hermanas al lado y lejos de toda la gloria que lo había acompañado. Sus restos fueron traídos a Buenos Aires desde Cosquín. Cuando el cortejo fúnebre que lo conducía al cementerio de la Chacarita, la multitud que lo despedía levantó el cajón y lo llevó hasta el Luna Park para darle el último adiós en el lugar en el cual el Torito de Mataderos había escrito varias de las páginas más gloriosas de su efímera historia. (Imagen: Justo Suárez junto con jugadores de San Lorenzo previo a un partido).
Justo Suárez fue más que un ídolo deportivo. Le permitió, quizás por primera vez en la historia argentina, a las clases trabajadoras, muy denostadas por la oligarquía nacional, tener a alguien de su mismo origen codeándose con presidentes y príncipes. Años más tarde, José María Gatica, tendría una historia de vida similar. Gracias a este lugar privilegiado en el cual lo había puesto el pueblo, el Torito de Mataderos se convirtió en leyenda, algo muy difícil y que pocos pueden lograr.

El boxeo como arte, en su máxima expresión



Sergio Ferrer
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Al igual que Pascual Pérez, el inimitable Nicolino Locche combatió sólo en una oportunidad en la CIUDAD DE SANTA Fe. Fue el martes 26 de enero de 1965, en la cancha del Club Atlético Unión, bajo la promoción de Amílcar Brusa (que tenía instalado su legendario gimnasio en la entidad rojiblanca) y ante la presencia del entonces gobernador de la provincia, Aldo Tessio.

Su ocasional adversario fue un púgil santafesino de aceptable nivel e innegable entereza, Adán Pedro Gómez. Originalmente el combate iba a realizarse el viernes 22 de enero, pero debió ser postergado por EL MAL TIEMPO imperante en la capital santafesina.

Convocó muchísima gente, hecho que evidenciaba la atracción generada por el boxeador mendocino en la taquilla. No hay que olvidar que estamos hablando de alguien que hizo del boxeo un arte, y como tal, lo elevó a su máxima expresión.

Locche se adjudicó ampliamente el choque y dejó grabado en quienes tuvieron la suerte de verlo, imágenes imborrables de su impronta boxística. Hasta el quinto round la contienda fue un monólogo, porque Nicolino (60,600 kg) volvió loco a Gómez (60,400 kg) con sus hábiles desplazamientos y sincronizados bloqueos. Así fue estableciendo, en gran medida, las amplias diferencias que mantendría hasta el final. Del sexto al décimo se adaptó al empeño del rival, al que de vez en cuando sorprendía con enérgicos y rápidos contraataques. La vergüenza deportiva de Gómez aportó el resto. Eran tiempos de rounds de 20 puntos y los jueces llegaron a guarismos más que elocuentes. Sin ir más lejos, uno de ellos, el todavía vigente Carlos Visentín -referente histórico del deporte local y nacional-, quien terminó en su tarjeta con un inapelable 200 a 183.

personal e irrepetible

Dueño de un visteo lúcido y preciso igualmente audaz y peligroso -a pocos centímetros de la metralla enemiga-, Locche bajaba los brazos, los ponía “en jarra” o en cruz, sobre su cuerpo, para invitar a pelear al rival. Por su enorme capacidad defensiva, le decían “El Intocable” y “El Radar Humano”.

La sonrisa pícara y clara, el gesto cómplice y gentil con la tribuna acompañando cada una de sus fintas; los reflejos de gacela, casi automáticos... lo suyo era una verdadera interpretación, un concierto de virtudes y de RECURSOS TÉCNICOS. La PUESTA EN ESCENA de un incuestionable showman, al que no en vano llegaron a llamar “El Chaplín del boxeo”, en alusión a su figura un tanto chaplinesca, emparentada con los desopilantes gags plasmados por Charles Chaplin en el filme “Carlitos boxeador”.

Cualquier argumento es válido para describir lo que hacía, ya que “Nico” otorgaba a sus presentaciones un tinte muy especial, mezcla de calidad artística y contagiosa simpatía. Su estilo de pelea fue único, personal e irrepetible. ALGUNA VEZ se dijo de él: “A Locche no necesitó hacerlo ningún entrenador... a Locche lo hizo la madre”. Cuando peleó en Santa Fe tenía 25 años; era el campeón sudamericano liviano y uno de los boxeadores argentinos del momento, pero pasaba por una etapa de reafirmación de su jerarquía.

Venía de ganarle al siempre exigente Pedro Beneli, pero en la pelea anterior había caído derrotado por su gran rival de aquellos años, Abel Laudonio, con el que se tomaría debido desquite a los pocos meses, dejando el duelo 2 a 1 a su favor. Necesitaba convencer nuevamente y empezaba a lograrlo. Contaba con un registro de 68 peleas rentadas, las que incluían 53 victorias (apenas 8 antes del límite), sólo 2 derrotas, 11 empates y 1 match sin decisión. Gómez, por su parte, contaba -de acuerdo con reportes de ese tiempo- un palmarés de 41 salidas profesionales, con 21 victorias (10 KO), 10 empates y 10 derrotas. Con Locche, “arrastraban” un enfrentamiento previo, realizado el 13 de septiembre de 1963 en Mendoza, en el que “El Intocable” también ganó por puntos en diez asaltos.

Con nombres propios

Hubo un boxeador que indudablemente se pareció a Locche sobre el ring e inclusive fue señalado como su sucesor: Gustavo Ballas, alias “Mandrake”. Cordobés de Villa María, pero formado deportivamente en Mendoza con don Francisco “Paco” Bermúdez (mentor de Nicolino en el Mocoroa BOXING CLUB), Ballas deslumbró hacia fines de los años setenta y principios de los ochenta, llegando a hechizar a las gradas del “Madison de Sudamérica” como en las mejores noches del ilustre mendocino. Asimismo, entre los “esgrimistas” de viejo cuño, se nombra a Julio Mocoroa (el inspirador de la escuela mendocina que representaba Bermúdez) y a Domingo Sciaraffia como primeros baluartes del estilo que luego perfeccionaría Locche.

Raúl Athos Landini (un VERDADERO MAESTRO, al que apodaban “Cronómetro”), Amelio Piceda (Kid Noli), Francisco Antonio Lucero (Kid Cachetada), Raúl Rodríguez (“Telaraña”), Ricardo González (el múltiple vencedor de Alfredo Bunetta), Mario Díaz, Jaime Giné y el estupendo Luis Federico Thompson también entran entre los hacedores de un boxeo de clase, como el que se quiere ejemplificar.

El elegantísimo Cirilo Gil es otro de ellos, por supuesto. No sólo porque encaja perfectamente en esta búsqueda, sino porque fue el boxeador al que Locche admiró desde joven e intentó emular (a tal punto fue así, que lo ayudaba en el guanteo en el gimnasio Mocoroa para aprender de él). En dicho contexto, las enumeraciones son tan odiosas y arbitrarias COMO LAS comparaciones -pero muchas veces sirven-; una generación INTERMEDIA de tiempistas y astutos hombres del cuadrilátero la constituirían: Gregorio “Goyo” Peralta, Héctor Mora, José Smecca, Ernesto Miranda, Esteban Osuna, Miguel Angel Campanino (“El Zorro”) y Jorge “Aconcagua” Ahumada.

Después, nos encontramos con alguien como el desperdiciado Ubaldo “Uby” Sacco, que se asemejó bastante a Locche en cuanto a celebración, inteligencia y prestancia. O bien con Ramón Balbino Soria, Adolfo Arce Rossi, Hugo Quartapelle, Lorenzo García y Pedro Armando Gutiérrez (cuello de “elástico”), que tuvieron cierto predicamento, pero en un nivel distinto, más de entrecasa, por así decirlo.

Además, contaron con buena esgrima y talento defensivo el zurdo Carlos Salazar, Alberto Sicurella (perjudicado descaradamente cuando quiso ser campeón mundial en Francia, contra JEAN BAPTISTE Mendy), Julio Pablo Chacón, Aldo Nazareno Ríos y Omar Andrés Narvaes, ahora un tanto devaluado, pero no por ello menos importante. Para finalizar, con respecto a estos parámetros de análisis, el que bien se merece un párrafo aparte es Sergio “Maravilla” Martínez, pugilista de estilo muy efectivo y singular habilidad, sobre el que seguramente vamos a teorizar en alguna oportunidad no muy lejana.

Luis Rayo.- "el rayito"


Luis Rayo (fotografía  El Gráfico)

Luis Rayo fue campeón de Europa y de España del peso ligero en el año 1.927. España en ese momento poseía cuatro campeones de Europa de las ocho categorías que existían; Paulino Uzcudun (pesados), Luis Rayo (ligero), Antonio Ruiz (pluma) y Víctor Ferrand (mosca). Ello indicaba sin la menor duda, la importancia y el esplendor que en ese momento había llegado España en el deporte del boxeo. 

Luis Rayo, nació en Badajoz y  Argentina le vio boxear y le enseño a vencer, en Barcelona se proclamó campeón europeo del peso ligero. Él amaba tanto a España como  Argentina y así se le trataba en la prensa de la época como el “hispano argentino” o como el “argentino español”.

Buena figura, correctísimo, culto, con acento criollo, todo un caballero en el “ring” y fuera de él, no parecía un boxeador como se suponía en aquella época. Daba gusto conversar con él. Era modesto, elegante, noble, reflexivo, correcto y llevaba su inteligencia personal a su esgrima, espectacular y práctica.

Era un boxeador inusualmente alto, (1,75 metros), para la categoría de ligero y fue uno de los grandes boxeadores que dio España y tal vez no se le tenga en la justa consideración, pues la mayor parte de su carrera la realizó en Argentina y con rivales  superiores a los que enfrentó en Europa.

En tres años de “amateur”, clase que en la Argentina se consideraba tanto como la de profesional, tomó parte en 33 combates y  sólo perdió tres, y logró arrancarse esas tres espinas en sendos encuentros de desquite.

Rayo; “Prefiero la media distancia, aunque esto depende bastante de la índole de mi adversario. Prefiero la ofensiva, siempre, atacar sin tregua…”

Portada "El Gráfico", año 1.926
Luis Rayo, en Buenos Aires infligió  una derrota por puntos al Campeón de Europa de su categoría Lucien Vinez después de doce rounds de encarnizado batallar durante los cuales la ventaja del hispano-argentino fue evidente.

Para Rayo era una nueva victoria que añadir a su brillante historial. Rayo practicaba una boxe científica y rápida que le permitía afrontar con grandes probabilidades de éxito con los mejores de su categoría.

En 1927 retornó a España para intentar conquistar el campeonato de España y de Europa, lo cual lo consiguió venciendo al francés Lucien Vinez. En España no conseguía combates de calidad y volvió a Argentina donde se pagaban mucho mejor y además había contrincantes de nivel, ganando a todos ellos.

Rayo, en esos momentos era la figura más popular del boxeo en Argentina,  después  de los grandes pesos, Firpo y Campolo.

El combate contra Justo Suárez, “el torito de mataderos”, invicto hasta esa fecha, generó un gran interés en la afición argentina, alcanzando el valor espectacular de los grandes acontecimientos. Al acabar el combate, mientras el árbitro recogía las tarjetas de los jurados, Luis Rayo, en un gesto de deportividad, levantó la mano de Suárez reconociéndolo vencedor. Justo Suárez respondió levantando en sus hombros a su rival.

Luis Rayo percibió 25.869,60 $ y Justo Suárez la cantidad de 19.479,40 $. En todos los combates en España, no cobró ni la mitad de esta sola bolsa.

En su último combate en Buenos Aires contra el norteamericano Babe Herman, cuando sonó el gongo dando fin a un round y cuando Rayo marchaba tranquilamente a su esquina, el puño de su contrincante se hundió en sus costillas y le fracturó el pulmón.

Regresó entonces a España donde lo esperaban su mujer y su hijo. Allí se acrecentó un malestar y se internó en un sanatorio de Hoyo de Manzanares donde murió el 9 de octubre de 1930 a los 24 años de edad.

Luis Rayo fue víctima del deporte de sus amores. Porqué la dolencia de Rayo tenía por origen y causa también, un golpe, un golpe fatal.


Sus orígenes

Luis Rayo con seis años
Nació en 5 de Abril 1906 en la ciudad de Badajoz (España), su nombre completo era Luis Martín Rayo y cuando tenía dos años fue llevado con  su familia a Argentina y volvió a España a los seis años y dos años más tarde volvió, nuevamente,  con su familia a Argentina.

Su familia era relativamente acomodada y llegó a la Argentina, en el segundo viaje,  en el barco Reina Victoria Eugenia habiendo embarcado en Barcelona.

Se instalaron, cuando él contaba con nueve años, definitivamente en Buenos Aires. Allí estudió el pequeño las primeras letras.

Mientras peleó como amateur era empleado de la casa de neumáticos Dunlop, tarea que dejó cuando se hizo profesional.


Sus inicios en el boxeo, amateur

Empezó a boxear en el barrio donde vivía, en Moreno y Chacabuco, en Buenos Aires, donde se había formado un club llamado “Canadian Boxing Club”.

Su padre tenía un negocio de corsetería y en los sótanos instaló un precario ring. Cuando ya contaba con catorce años se realizó un campeonato de barrios y fue tal su destacada actuación que ingresó al Club Policial, que por entonces era una apreciada institución donde solían entrenarse grandes figuras y también las contrataban para sus festivales.

Rayo a los 14 años
Fue campeón peso mosca en esa institución luego de vencer a José Gallo debiendo antes, sortear al conocido compositor Catulo Castillo (*), quién en 1923 anduvo peleando por Tandil en el cine Americano.

(*) Catulo Castillo,  poeta y compositor, autor de una vasta e influyente obra en el tango. Además fue un boxeador de renombre, que llegó a conquistar el título de campeón argentino de peso pluma.

En tres años de “amateur”, clase que en la Argentina se consideraba tanto como la de profesional, tomó parte en 33 combates y  sólo perdió tres, y logró arrancarse esas tres espinas en sendos encuentros de desquite.

La vocación del muchacho estaba decidida, pero su familia no quería que combatiese, ni siquiera como “amateur”.

Como boxeador se comenzó a llamar “Luis Rayo”, omitiendo su primer apellido Martín, por ser más acorde al mundo del boxeo. En Argentina, popularmente le llamaban “El Rayito”

Su última pelea de amateur la hizo con Alejandro Couto, perdiendo por puntos en fallo discutido.


Profesional del boxeo

Alejandro Couto, aprovechando  el renombre que adquirió al vencer a Luis Rayo, se hizo profesional. Y Rayo no podía ir al desquite si no era haciéndose profesional asimismo.

Rayo; “Yo le explique esto a mi madre y le hice ver que, aunque solo fuese por una vez, era necesario a mi buen nombre luchar con Alejandro Couto, como profesional. Mi madre se resignó, y yo, en 1923, pude presentarme ante el público  bonaerense como profesional del boxeo, en el deseado “match” de desquite con Couto, al que dejé k.o.”

  • Victoria por abandono en el octavo round contra Alejandro Couto (argentino) en Buenos Aires (5 Mayo de 1924)

Revista "La Esfera", año 1.927
Después su madre y hermanas insistieron para que volviera a las actividades deportivas no de forma profesional pero él ya se había comprometido para realizar tres combates como profesional y luego no vinieron tres victorias si no seis seguidas y ya su familia no tuvo otro remedio que rendirse a su terquedad.

Después de derrotar a Couto, Luis Rayo se enfrentó con Paul Gay, francés campeón de La Provenza. Luis Rayo tenía apenas 18 años y su veterano contrincante más de treinta.

  • Victoria por puntos a ocho rounds contra Paul Gay (francés) en el L´ Aiglón de Buenos Aires (25 Mayo de 1924)

Gay desde el primer round puso un tren violento de pelea y Rayo se adaptó a esa táctica y cambiaba golpe a golpe en la distancia y media distancia. Rayo produjo una profunda herida en la ceja que ésta le colgaba. Rayo terminó el combate completamente agotado.

Rayo; “Este combate lo recuerdo siempre con emoción, era mi segunda pelea como profesional. Fue un combate encarnizado, sangriento de esos llevados de gong a gong. Fue una de las peleas donde recibí más castigo, pero gané el match”

  • Victoria por puntos a ocho rounds contra Venerando Gómez (argentino) en Buenos Aires (15 Junio de 1924)

Luis Rayo, que había empezado su carrera como peso mínimo de 45 kilos, pasando por los pesos moscas, gallo y pluma, se encontró, al cuarto combate como profesional con que era ya peso pluma, y entonces luchó con Pedro Feddersen, Roberto Novoa y Kid Verner, ganándolos por k.o. ;

  • Victoria por k.o en el sexto asalto contra Pedro Feddersen en San Miguel de Tucuman, Argentina (28 Septiembre de 1924)

  • Victoria por k.o en el segundo asalto contra Roberto Novoa en San Miguel de Tucumán, Argentina (15 Octubre de 1924)

  • Victoria por k.o en el tercer asalto contra Kid Verner en San Miguel de Tucumán, Argentina (18 Octubre de 1924)

Luis Rayo pasó al peso de los ligeros y se enfrentó Liberto Corney, campeón de Uruguay;

  • Pierde por puntos en quince round ante Liberto Corney (Uruguayo) en Buenos Aires, Argentina (30 Diciembre de 1924)

Colecciones J. Barón
Luego se enfrentó al campeón peruano Kid Linares y a Manuel Espíndola, con sendas victorias por puntos;

  • Victoria por puntos en diez asaltos ante Kid Linares (peruano) en Buenos Aires, Argentina (29 Enero de 1925)

  • Victoria por puntos en ocho rounds contra Manuel Espíndola en La Plata, Buenos Aires,  Argentina (28 Marzo de 1925)

Posteriormente se enfrenta a  Julio Cesar Fernández que ese momento era campeón de Sudamérica. 

  • Pierde por puntos en doce asaltos contra Julio Cesar Fernández (uruguayo)  en Buenos Aires, Argentina (17 Abril de 1924)

El fallo fue muy discutido en Buenos Aires. Rayo intento la revancha y por fin la consiguió al cabo de cinco años.

Su siguiente contrincante sería Mayorico González que había realizado un nulo con Alcides Gandolfi Herrero y que luego lo venció ampliamente en una pelea donde lo derribó para la cuenta de nueve segundos.

  • Victoria por k.o. en el tercer round contra Mayorico González (argentino) en Buenos Aires, Argentina (29 Abril de 1925)

Se realiza el desquite contra Liberto Corney, campeón de Uruguay, el cual le había ganado en su primer combate como peso ligero y además a la distancia de quince asaltos.

  • Victoria por puntos en diez rounds contra Liberto Corney (uruguayo) en Buenos Aires, Argentina (14 Mayo de 1925)

Revista "El Gráfico"
Se enfrentó a Carlos Castañares, uno de los boxeadores más científicos de América, y a quien ya había derrotado Luis Rayo como amateur

  • Victoria por abandono en el onceavo asalto contra Carlos Castanares (argentino) en Buenos Aires, Argentina (17 Julio de 1925)

  • Victoria por puntos en diez rounds contra Luis Ferre en Buenos Aires, Argentina (22 Septiembre de  1925)

Siempre le gustaba controlar sus nervios y mostrarse muy sereno en el ring pero una vez perdió esa serenidad, en su primer encuentro con Gandolfi Herrero.

  • Nulo en doce asaltos contra Alcides Gandolfi Herrero (argentino) en el Circo Hipódromo de Buenos Aires, Argentina  (4 Noviembre de  1925)

Rayo “es un contrincante que exaspera a cualquiera porque comete muchas faltas, además, me insultaba al tiempo de pelear y acabó por cegarme, que era lo que se proponía. Yo descargaba puñetazos sin ton ni son, rabioso, y él se aprovechaba para encajarme todos los golpes que podía… La lucha adquirió un interés bárbaro. Nos comíamos materialmente uno a otro, hasta que me agoté”

En el siguiente combate se enfrentaría a Pedro Vicente Ernesto Quartucci, “Quartucci”, que había sido representante olímpico en boxeo y que ganó la primera medalla en la historia para la República Argentina en los primeros Juegos de la Edad Moderna. Obtuvo la medalla de bronce, en la categoría Pluma, en la ciudad de París en 1924, al ser derrotado en semifinal por Joseph Salas.

Quartucci, un deportista de raza, más tarde, se convirtió en un famoso actor argentino y entrañable ídolo popular.

  • Victoria por puntos en doce rounds contra Pedro Quartucci (argentino) en el estadio Luna Park de  Buenos Aires, Argentina (12 Diciembre de 1925)

Revista "Mundo Gráfico", año 1.928
Se estaba enfrentando a los mejores boxeadores de Sudamérica y su siguiente contrincante sería el chileno Luis Vicentini que había ganado a Julio César Fernández y venía de ganar en Estados Unidos a Rocky Kansas, que tiempo después fue campeón del mundo.

  • Victoria por puntos en doce rounds contra Luis Vicentini (chileno) en el teatro Coliseo en  Buenos Aires, Argentina (3 Marzo de 1926)

Este triunfo lo relanzó de forma definitiva como un verdadero campeón a la altura de los mejores en su peso.

Rayo libra un combate sin decisión con Rodolfo Valor, en una velada a beneficio de Pablo Rada, para celebrar la apoteosis argentina de los tripulantes del “Plus Ultra”

  • Sin decisión en el cuarto asalto contra Rodolfo Valor en  Buenos Aires, Argentina (Junio de 1926)

  • Victoria por puntos en doce rounds contra Alcides Gandolfi Herrero (argentino) en el Club Atlético River Plate en Buenos Aires, Argentina (11 Diciembre de 1926)

En el amplio estadio del Parque Romano se realizaría el combate entre Luis Rayo y el campeón de Europa de los pesos ligeros, Lucien Vinez. La concurrencia del público fue la más grande de la temporada y todos iban a ver a su “ídolo”, Luis Rayo.

El público valoraba la importancia de sus victorias anteriores contra Vicentini y Gandolfi  y su estilo correcto, limpio y académico en el ring y que nunca los defraudaba.

  • Victoria por puntos en doce rounds contra Lucien Vinez (francés) en el Parque Romano de  Buenos Aires, Argentina (23 Diciembre de 1926)

En el primer round Rayo tuvo ventaja, en el segundo y tercer round Vinez con su izquierda marcaba puntos y Rayo se desconcertó un poco.  En el cuarto en un choque, los dientes de Vinez abrieron una herida en la frente de Rayo y comenzó a sangrar abundantemente, cubriendo de sangre la cara del español en toda la pelea. Pero a raíz de este accidente, rayo reaccionó violentamente y lanzó varias veces su potente izquierda contra Vinez y se apunto una clara ventaja en este  round. En el quinto,  sexto  y séptimo son equilibrados. En el octavo el francés lo gana por su potente y maestría de su izquierda. En el noveno, Rayo recibe un golpe en la nuca, reaccionando furioso pero no consigue evitar las izquierdas del francés. En el décimo, Vinez termina grogui de una fuerte derecha al mentón del francés, suena el gong y Vinez no lo oye, el árbitro los separa de su rival y vacila y titubea. En el onceavo y doceavo round son de intercambios de golpes con ventaja para Rayo y los dos parecen totalmente agotados.

Vinez declaró al finalizar el combate; “Rayo es un gran  boxeador, muy hábil y valiente, el mejor al que me enfrenté en estos últimos años, pero no estoy de acuerdo con el fallo del jurado. Desearía medirme nuevamente con Rayo pero en un match a 15 rounds. Rayo en Europa podría vencer a todos los hombres de su categoría y en Estados Unidos realizaría una campaña brillante”

Revista Boxeo, año 1.927
Rayo; “Vinez es un excelente boxeador, de grandes conocimientos en el ring y de una escuela maravillosa, su pegada carece de violencia pero en cambio coloca sus golpes con rara justeza”

Luis Rayo ganó moral y materialmente al campeón de Europa Lucien Vinez, y aunque no estuvo en juego el título, Rayo  se había presentado como un verdadero “challenger”. Las normas internacionales no permitían realizar un combate por el título fuera del territorio al que pertenecía el título. Por lo tanto si Rayo quería optar al título tendría que ir a Europa para conseguirlo.

Para Rayo era una nueva victoria que añadir a su brillante historial. Rayo practicaba una boxe científica y rápida que le permite afrontar con grandes probabilidades de éxito con los mejores de su categoría.

El mítico Carlos Gardel tenía  amistad con el campeón argentino Luis Ángel Firpo y éste lo llevó a acercarse a los gimnasios de boxeo. Juntos llegaban, a veces, al del Lincón Boxing Club, en Santa Fe y Callao, donde entrenaban Kid Charol y Luis Rayo. Gardel admiraba a Justo Suárez, a Luis Galtieri y a Luis Rayo.


Antonio Ruiz (campeón de Europa) y su manager Manuel Soriano marcharon a Argentina para realizar varios combates a la vuelta hicieron comentarios  muy positivos de Luis Rayo. “Rayo es una maravilla”, es la frase que resumía la opinión del manager Sr. Soriano y dan la noticia que Luis Rayo, muy pronto, llegaría a España.


Retorno a España y Campeón de Europa

Luis Rayo, al desembarcar en España, a donde llegó para cumplir sus deberes militares, declaró a los periodistas que; “al mismo tiempo que venía a cumplir un deber sagrado, venía a buscar dos campeonatos, el de Europa que poseía Lucien Vinez y el de España que detentaba Hilario Martínez”.

El primer objetivo era concertar un combate con el que era campeón español del peso ligero, Hilario Martínez. Pero quizás debería realizar algún otro encuentro antes de medirse al campeón.

Colecciones J. Barón
Posteriormente si resultaba vencedor y por lo tanto campeón de España, pensaba dirigirse a Francia para concertar con Lucien Vinez un match por el título de campeón europeo. Y si conseguía ser campeón europeo pensaba  en marchar a Norte América y tratar de optar al título mundial.

Pero fuese el que fuese su futuro, tenía pensado volver a Argentina, cuna de su carrera pugilística, a la que quería tanto como a su propia patria.

En una velada con un lleno a rebosar en el Circo Price y como combate base la presentación de Luis Rayo. Su presencia de mozo espigado, con buena talla y cara de batallador, despertó una expectación  indescriptible.

  • Victoria por descalificación en el segundo round contra Jes Fayolle (francés) en el Circo Price de Madrid (22 Marzo de 1927)

En el primer asalto se pudieron observar las aptitudes de Rayo. Poseía un juego rápido y variado con ambas manos, utilizando preferentemente  y con mayor seguridad la izquierda. Aplicó directos impecables y evidenció dotes de excelente esquivador. También se mostró buen encajador, ya que no se inmutó lo más mínimo en ninguno de los golpes recibidos. Con dominio de Rayo ha terminado el excelente primer asalto

Empezando el segundo  asalto, Rayo atacó con fuertes, precisos y rápidos directos y crochés de ambos manos, saliendo Fayolle sangrando después de las series de Rayo. De un golpe  no muy definido cae el francés al suelo, y más tarde vuelve a caer, el preparador tira la esponja en señal de abandono, el árbitro de un puntapié la saca fuera del ring. El francés vuelve al suelo y durante la cuenta suena el gong. En el tiempo de descanso se anuncia la victoria de Rayo por k.o. y descalificando a Fayolle por simular el k.o.

Su siguiente combate era una buena prueba, se enfrentaría a Tomás Cola que era el campeón de Cataluña y el “challenger” al título de España que ostentaba Hilario Martínez, el cual estaba fuera de España. Si Rayo ganaba seria el nuevo “challenger” al título de España, pero Rayo después de este combate quería marchar a Francia para intentar enfrentarse a Lucien Vinez y  conseguir el Campeonato de Europa.

Unos días antes del combate,  Tomas Cola es nombrado Campeón de España por no disputar el título Hilario Martínez dentro del tiempo reglamentario, ya que se encontraba en America. Pero en el combate con Rayo no estaba el título en juego.

  • Pierde por puntos en diez rounds contra Tomás Cola (español) en el Olympia de Barcelona (12 Abril de 1927)

Tomás Cola atacó a fondo, dominó en los rounds intermedios, a pesar de ello, no consiguió que, un instante tan sólo, Rayo quedara desorientado ni abandonase su flema completamente británica. Pero Rayo fue de más a menos, pero demostró su rapidez y su variedad de golpes. Tomas Cola gano el combate por puntos de forma brillantísima.

Portada Revista Boxeo, año 1.929
Rayo; “Mi match con Tomás Cola, era el primero que celebraba en mi amada patria, y contra un español, mi preparación después del largo viaje, y mi estado de salud dejaba bastante que desear ; la categoría, en fin, de mi contrincante, muy por lo bajó de otros a quienes había vencido, me dio una confianza excesiva. Cuando me di cuenta de que podía perder el match, ya era tarde. Apreté, eso sí, y conseguí sumar en los últimos rounds bastantes puntos, pero...”

Luis Rayo quería la revancha con Tomás Cola y con el título de España en juego, antes debería enfrentarse al más capacitado para enfrentarse a Cola. Pedro Antonio y Tejeiro eran los más aventajados. Ángel Tejeiro fue el ganador de Pedro Antonio y se enfrentaría a Luis Rayo.

Ya estaban satisfechos los que pedían para Rayo una piedra de toque antes de concederle su revancha con Cola. Estos se olvidaban que Rayo ya había ganado al campeón de Europa y a Vicentini que había sido uno de los favoritos para ganar el campeonato del mundo.

  • Victoria por k.o. en el segundo asalto ante Ángel Tejeiro (español) en el Olympia de Barcelona (10 Junio de 1927)

Apenas iniciado el combate ya se vio lo que podía dar de sí.  Tejeiro valentísimo, tropezó siempre con los guantes de Rayo. Rayo conseguía con difícil facilidad ponerse siempre fuera de la acción de Tejeiro y tener a éste al alcance de sus puños. En el segundo asalto las series llevaban precisas, potentes hacia Tejeiro que daba muestras de dificultad. En el tercer round, Tejeiro fue tocado con precisión y cayó al tapiz, se levantó a nueve y tras un crochet de izquierda, cayó esta vez, agotado, roto, por la cuenta total.

Rayo destacaba por la precisión y rapidez en los golpes y en las esquivas para defenderse. Y todo ello con su flema habitual, con una tranquilidad aparatosa, y al mismo tiempo naturalísima.

Se enfrentaría a Pedro Antonio, un formidable golpeador que mantenía desde el principio del combate la expectación de los espectadores por  el formidable “punch” que poseía y Rayo le aventaja a lo que a ciencia se refiere.

Pedro Antonio, era quien menos probabilidades tenía de alcanzar la victoria, pero en cambio, era un púgil que podía dar al traste del más científico, por el golpe demoledor que poseía.

  • Victoria por abandono en el séptimo asalto contra Pedro Antonio (español) en  el Nuevo Mundo de Barcelona  (6 Julio de 1927)

Pedro Antonio golpeo a Rayo pero éste era un buen encajador por lo que no era posible ganarle por esa vía. Rayo siguió boxeando con dureza en sus golpes y empezó a sangrar la ceja de Pedro Antonio. Rayo siguió su labor demoledora y, a comienzos del séptimo round, a petición del público, el preparador de Antonio tiró la esponja en señal de abandono.

Tomás Cola se enfrentaría a Lucien Vinez, estando en juego el título de Europa y Luis Rayo retó al que pudiera ser ganador. El vencedor fue el francés Vinez.

Revista "Nuevo Mundo", año 1.929
Se formalizó el combate Vinez contra Rayo, para el campeonato de Europa del peso ligero, encuentro que se disputó en el campo de futbol del Gracia C.F. de Barcelona ante unas 15.000 personas, aproximadamente. El combate no tan sólo era un match  oficial por el campeonato de Europa sino que también era un match revancha.

  • Victoria por puntos en quince asaltos ante Luicien Vinez (francés) en el Campo de Futbol del Gracia C.F en Barcelona (3 Agosto de 1928)

Fue un combates de campeones, desde el primer asalto, rápido y  apasionante. Fue Rayo al cuerpo a cuerpo y Vinez no lo aceptó. Los primeros asaltos fueron igualados. En el cuarto asalto Vinez tenía un ojo sangrando y se agarraba sin disimulo. Al poco es el otro ojo que también sangraba. Los asaltos siguen con la sensación que podía caer al lado de Rayo en cualquier momento. En el último asalto pasa con un furioso ataque de Rayo y es declarado vencedor por puntos, de forma rotunda y fuera de toda discusión. Luis Rayo se convierte en el nuevo campeón de Europa del peso ligero, el cuarto de los conseguidos por españoles.

Rayo; “Vinez es un hombre muy duro, por lo mucho que sabe, quizás demasiado”.

Se enfrenta al belga Sybille en el coliseo Olympia de Barcelona, el mismo lugar donde hizo su presentación contra Cola.

  • Pierde por puntos en diez asaltos contra François Sybille (belga) en el Olympia de Barcelona (15 septiembre de 1927)

Rayo fue un pugilista enigmático, gris y mediocre. Rayo estuvo mal, sin paliativos, y, precisamente porque todos estaban convencidos de su valía, el público le probó su desagrado “obsequiándole” con una silbatina de pronóstico reservado, y demostrando con su actitud, que no estaba dispuesto a tolerar al flamante campeón de Europa muchas noches así.


Campeón de España

En las crónicas deportivas siempre describían a Luis Rayo como campeón sudamericano y en realidad no tenía ninguno. Y pronto quiso aclarar el error;

Rayo; “me interesa decir que no soy campeón de Sudamericano de mi categoría, ese título es más bien un sobrenombre que me dan mis partidarios, pues en Argentina se me quiere como si fuera de allá. No tengo el título oficial porque no tengo la nacionalidad argentina, nací español y quiero morir español”.

La organización del combate Tomás Cola (campeón de España) y Luis Rayo (campeón de Europa) para el campeonato de España, traía aparejado también el Campeonato de Europa. Se formalizó a 15 asaltos y el día antes del combate tuvo que aplazarse una semana por una leve intoxicación de Luis Rayo. Los dos se jugaban el todo, ganar o perder todo.

  • Victoria por puntos en quince asaltos ante Tomás Cola (español) en el Olympia de Barcelona (19 Octubre de 1927)
Luis Rayo y Tomás Cola (Colecciones J. Barón) 
El combate fue épico, claramente ganado por Luis Rayo y Tomás Cola fue muy ovacionado por el público y aún en los más difíciles momentos, no olvidó que ostentaba un título y que debía hacer honor a éste. Honor al vencido y gloria al vencedor.

Antonio Bravo, un árbitro de la época manifestó en la prensa; “Difícilmente habrá otro púgil que tenga como él la noción de la distancia”

Rayo; “Prefiero la media distancia, aunque esto depende bastante de la índole de mi adversario. Prefiero la ofensiva, siempre, atacar sin tregua…”

Luis Rayo viaja a Badajoz, su ciudad natal, después de catorce años de ausencia, y allí celebró el 5 de Noviembre en el Teatro López de Ayala, una velada pugilística a beneficio del Refugio de niños de la ciudad, en la que como base del programa actuó el argentino Morales con Luis Rayo.

El primer combate después de ser Campeón de España y de Europa lo hace con el ex campeón de Francia, François Deveve

  • Victoria por k.o. en el segundo asalto contra François Deveve (francés) en el Cine Madrid en  Madrid (25 Noviembre de 1927)

En su primer asalto dio a lugar a que se manifestara la inferior categoría del francés que se movía en el ring con evidentes precauciones a pesar de que Rayo no se había empleado a fondo. En el segundo round, tras unas breves fases de esgrima un “crochet” de derecha de Rayo al cuerpo de su adversario, lo derribó, el árbitro contó hasta siete y al levantarse de nuevo Deveve, el extremeño repitió el golpe y el francés cayó para la cuenta.

No se le concertaban combates, acaso porque no había en España contrincantes dignos de él, y los que hubiera habido que traer de otras partes elevaban mucho los gastos de organización.


Regreso a Argentina I

Luis Rayo con 20 años de edad, junto a su manager,  llegó al puerto Buenos Aires, el día 29 de Diciembre de 1927, procedente de Vigo en el buque General Belgrano.

Rayo declaró al desembarcar que pensaba marchar a los Estados Unidos, en donde esperaba hacer una fructífera campaña. Lo único que podría hacerle desistir momentáneamente de su proyecto sería un match contra Julio Mocoroa, la gran estrella argentina.

La reentré en Buenos Aires lo hizo frente al italiano Vittorio Venturi.
  • Victoria por puntos en doce asaltos contra Vittorio Venturi (italiano) en Buenos Aires, Argentina (1 Marzo de 1928)

El encuentro fue igualado, pero Rayo hizo gala de mejores conocimientos. Rayo venció pero no convenció, quizás por encontrarse enfermo.

Rayo; “Me presenté, perfectamente entrenado, pero en deficiente estado físico. Y eso que hubiera bastado para conseguir que el combate se aplazase, si yo hubiera conocido el valor real de mi adversario, no lo aproveché, y como allí nadie le concedía importancia alguna, no vacilé en enfrentarme con él, a sabiendas de que me presentaba notablemente handicado.”

Revista Boxeo, año 1.930
Se concretó la revancha entre los dos, ya que ninguno de ellos estaba satisfecho con el resultado.

  • Nulo en doce asaltos contra Vittorio Venturi (italiano) en Buenos Aires, Argentina (13 Abril de 1928)

El combate fue muy reñido dentro un notable clasicismo y sin dejar ni por un momento de mostrar ambos sus magníficos conocimientos técnicos. Después del encarnizado transcurso de la lucha, el fallo de los jueces fue de “match nulo”. La multitud que asistió a la reunión aplaudió entusiasmada y la impresión fue que pocas veces se había visto un match tan competido y de tal calidad y dureza.

Rayo;  “La segunda pelea fue fallada nula. Fui yo a ella pletórico de facultades, entrenado, conociendo a mi rival…y lógicamente, el combate que hice, fue muchísimo mejor que el anterior. Creo que la decisión me debía haber sido favorable; pero también debo reconocer que Venturi se superó a sí mismo, dándome durísima réplica. La única razón que puedo explicar mi performance, es la gran clase de Victorio Venturi, al que no hay que confundir con su hermano Enrico”

Luis Rayo tenía que defender el título de campeón de Europa de los ligeros ante el campeón alemán Czirzon, antes del 19 de julio de 1928 y para ello regresa a España. (Posteriormente la I.B.U. prorrogó el plazo hasta el 30 de Septiembre)

Rayo; “Mi viaje a España, se debe al deseo de poner en juego el título que actualmente detento, para lo cual todavía no se ha firmado ningún contrato. Después a Norteamérica”.


Regreso a España para la defensa del título de Campeón de Europa

A finales de Mayo llegó a Madrid, para preparar el combate donde tenía que defender el título de Campeón de Europa frente al “challenger” oficial,  el campeón alemán Czirzon.

A su llegada a España le acompaño el Sr. Morales y el púgil hermano de Trillo que deseaba también boxear en España. En esta ocasión no le acompañó su manager Sr. Guzmán, con el que habían roto sus relaciones.

Rayo; “Únicamente se debe a divergencias habidas entre los dos, sobre el tanto por ciento que a él habría de corresponder, de las bolsas que yo percibiera. Quizás se pueda unir  conmigo en Nueva York… Por ahora será Morales el que me ayude en mi preparación”

Ignoraban donde se celebraría este match. Rayo deseaba que fuera en Madrid o Barcelona.

Luis Rayo y Paul Fritsch (Revista Boxeo)
Mientras se revolvían las circunstancias para el combate contra el alemán Czirzon se enfrentó al francés Paul Fricth que era “challenger” en Francia.

  • Pierde por puntos en diez rounds contra Paul Fritsch (francés) en el Price de Madrid (26 Julio de 1928)

El primer round es de tanteo y destaca un fuerte crochet de izquierda lanzado por Fritsch. En el segundo, el francés comienza a gran tren y de un fuerte derechazo Rayo cae por tres segundos. Al final reacciona fuertemente Rayo. El tercero, el español domina y castiga continuamente a Fritsch. En el cuarto y quinto round, el francés combate con suciedad y trucos, y es amonestado por el árbitro. Rayo domina y sigue castigando duramente al francés. En el sexto, séptimo y octavo, Rayo sigue acumulando  puntos y Fritsch sigue haciendo marrullerías, al final del séptimo el francés estaba grogui. En el noveno asalto, Fritsch estaba visiblemente agotado, salvándole del k.o. gracias a su gran resistencia. En el decimo, Rayo salió decidido a terminar atacando en trompa y el francés utilizando el agarrarse. La victoria para Rayo por puntos fue clara a su favor.

Esperando que alguien organice el combate de defensa del título, se compró una casa en Madrid, en la promoción “Ciudad Lineal (*)”, en la calle González Amigo, 14, conocido como  “El Rincón”
Guia de Ciudad Lineal
(*) La Ciudad Lineal tenía como fórmula; para  cada familia una casa, en cada casa una huerta y un jardín. El eje principal de esta zona residencial la constituye la calle Arturo Soria, el cual, en su día, fue el precursor de este modo de urbanización.

Su vida se desarrollaba de la siguiente manera; Se levantaba a las seis y media de la mañana, desayunaba frugalmente y hacia cinco o seis kilómetros de marcha y carrera, luego hacia gimnasia y almorzaba bien, aunque sin excesos, carne y frutas, y dormía la siesta. Por la tarde dedicaba una hora aproximadamente a entrenarse, cenaba temprano, hacia un poco de sobremesa y antes de las once se iba a dormir.

Por Madrid se le veía con su coche “roadster”, con matrícula de Buenos Aires. Y el día 6 de Septiembre de 1928, en Madrid,  se casó con la bellísima artista de variedades Pilar Garrido.
Rayo con su esposa. Portada "El Gráfico", año 1.928
Luis Rayo, no encontraba un empresario decidido a organizar la pelea con Czirzon,  y que ofreciera una bolsa algo “arregladita”, por lo que decidió marchar hacia Argentina y renunció a la defensa del título.


Regreso a Argentina II

Llegó al Puerto de Buenos Aires el día 21 de Noviembre de 1929, procedente de VIGO, en el buque Highland Brigade.

El promotor argentino Ismael C. Pace, le ofrecía brillantes peleas y elevados porcentajes y le organizó  la primera contra el italiano Luigi Marfut.

Rayo trabajó duro para presentarse admirablemente entrenado y disipar ciertas dudas que sobre su estado físico circulaban entre los aficionados. Rayo quería ir bien entrenado, sereno y siendo el científico de siempre.

  • Victoria por puntos en doce rounds ante Luigi Marfut (italiano) en Tandil, Argentina (22 Diciembre de 1928)

Luis Rayo batió ampliamente al italiano Marfurt en Buenos Aires. Se inició el combate siendo el primero en atacar el italiano con una derecha al cuerpo. El español contestó con varios golpes de ambas manos, terminando con ventaja para Rayo. En el segundo y tercero round fueron más equilibrados notándose mayor eficacia en el italiano en el juego a distancia. En los siguientes asaltos, poco a poco, Rayo fue imponiendo su juego, haciéndose dueño de la situación, notándose Marfurt visiblemente agotado y llegó al octavo round casi extenuado. En el noveno, Rayo proporcionó un severo castigo al italiano, pasando por  un trance que estuvo al borde del k.o. Los restantes asaltos se mantuvieron con dominio de Rayo y donde el italiano se llevó la peor parte.

Luis Rayo, aficionados e Isidoro Gaztañaga (revista Boxeo) 
El siguiente combate lo realiza contra Enrico Venturi, hermano de Vittorio con el cual se había enfrentado en dos ocasiones anteriores.

  • Victoria por puntos en doce rounds contra Enrico Venturi (italiano) en Buenos Aires, Argentina (22 Enero de 1929)
El combate fue, a pesar de los ataques de Venturi, un completo dominio de Rayo que se mostró si cabe en una forma superior de cuando su primer combate al regreso de España, en que, como se recordará, boxeó contra, el también italiano Marfurt, al que venció por puntos. Rayo ha demostrado en los dos combates celebrados, contra Marfurt y Venturi, ser uno de los mejores boxeadores en el peso de los ligeros, confirmándose que el título Europeo de los ligeros que detentaba el francés Raphael, no lo estaría de no haber tenido que marchar Rayo a la Argentina.

Rayo, en esos momentos era la figura más popular del boxeo en Argentina,  después  de los grandes pesos, Firpo y Campolo.

El combate contra Justo Suárez, “el torito de mataderos”, invicto hasta esa fecha, generó un gran interés en la afición argentina, alcanzando el valor espectacular de los grandes acontecimientos.

  • Pierde por puntos en doce rounds contra Justo Suarez (argentino) en el Club Atlético River Plate de Buenos Aires, Argentina (23 marzo de 1929)

Rayo ya estaba en el ring cuando subió Suárez y abrazó a Rayo, el ambiente era especial, sonaban las estridentes  clásicas cornetas de mataderos y detonaciones de cohetes que pusieron en el ambiente una nota de absoluta novedad. En la primera fila estaban numerosos viejos boxeadores y las figuras como Firpo, Venturi, Mocoroa y los españoles, Isidoro, Fernández y Barbens. Rayo  y Suárez pesaron; 60,800  y  61,400 kilos, respectivamente.

Hasta el décimo round la pela se desarrolló en franco tren de violencia, que entusiasmaba al público y que extenuaba a Rayo, quien varias veces resbaló en la lona. En el undécimo round, el argentino buscó a rayo y sin darle tiempo a cubrirse, lo tocó en el rostro con una izquierda de regular fuerza, a lo que rayo contestó con una débil al cuerpo. Insistió Suárez en el ataque, pero esta vez con resultados más positivos, por cuanto Rayo, que en toda la pelea había hecho un derroche de bravura, se hallaba medio grogui y sin poderse defender, retrocediendo hasta las cuerdas cubriéndose el rostro. En el último round, no fue tan intenso como el anterior, Rayo reaccionó lo suficiente para resistir el ataque de su adversario y logró equilibrar la lucha.

Al sonar la campana la voz potente de Barbens dejó oír; “¡Eres un valiente, Rayo!

Mientras el arbitro recogía las tarjetas de los jurados, Luis Rayo, en un gesto de deportividad, levantó la mano de Suárez reconociéndolo vencedor, antes de que el arbitro pronunciara el fallo. Suárez respondió levantando en sus hombros a su rival.

Días más tarde se dio a conocer la bolsa que correspondió a los pugilistas. Luis Rayo percibió 25.869,60 $ y Justo Suárez la cantidad de 19.479,40 $. En todos los combates en España, no cobró la mitad de esta sola bolsa.

  • Victoria por puntos en doce rounds contra Julio Cesar Fernández (uruguayo) en Buenos Aires, Argentina (21 Diciembre de 1929)
Julio Mocoroa, Rayo, Babe Herman y Mur
Antes de finalizar este año se concretó una pelea con el norteamericano Babe Herman en River Plate

  • Victoria por puntos en doce rounds contra Babe Herman (norteamericano) en el Club Atlético River Plate  de Buenos Aires, Argentina (18 Enero de 1930)

Lucha fue a doce asaltos y durante todos ellos la superioridad de Rayo fue manifiesta adjudicándose la victoria por gran margen de puntos.

Pero este combate marcaría su vida, recibió un golpe muy serio en la espalda que le dejó secuelas que empezaron a manifestarse cuando estaba entrenándose para enfrentarse a Julio Mocoroa y para luego hacer la revancha con Justo Suárez.

En esta época se encontraban en Buenos Aires los boxeadores españoles, Ino y Moreno, grandes amigos suyos, que vivían con Luis Rayo y el padre de éste. Entonces sucedió una cruel desgracia. El padre de Luis Rayo, un viejecito afable, todo corazón, fue atropellado por un camión, falleciendo. El gran dolor de Luis rayo fue inmenso. Coincidió esto con un proceso lento en sus vías respiratorias. Se creía que era una fuerte amigdalitis. Por consejo del manager de Antonio Ruiz, el Sr. Soriano, le dirigió a un especialista. Tenía una lesión traumática pulmonar, producida por  un golpe cuando luchó en la última primavera con Babe Herman.


Regreso a España y muerte

El 5 de Agosto de 1930, a bordo del buque Florida,  llegó a Madrid, acompañado de su manager Luis Morales, donde lo esperaban su mujer y su hijo.

Su optimismo le llevaba a solicitar un combate para recuperar el título de campeón de Europa, pero empezó a empeorar su estado de salud, se incremento su malestar y tuvo que ser internado en el sanatorio de Hoyo de Manzanares, en la sierra madrileña. Cada día peor y con tan solo 24 años de edad falleció.
Revista "Mundo Gráfico"
La primera Noticia; En Madrid, el día 9 de  Octubre de 1930, por telegrama llega la noticia a los periódicos; “Rayo ha fallecido esta mañana a las once, en el sanatorio de Hoyos de Manzanares, rodeado de su esposa e hija, su primo, el doctor Valcárcel, su manager Sr. Morales y otros amigos. Rayo entró en periodo agónico a las seis de la mañana”.

Pocos días antes de su muerte, se comentaba que Rayo había mejorado y se esperaba que pronto pudiera abandonar el Sanatorio de Hoyo e Manzanares.

Luis Rayo fue victima del deporte de sus amores. Porqué la dolencia de Rayo tenía por origen y causa también, un golpe, un golpe fatal.

Ese golpe fue en Buenos Aires. Sonó el gongo dando fin al round y cuando Rayo marchaba tranquilamente a su esquina, el puño de su contrincante se hundió en sus costillas y le fracturó un pulmón.

El cadáver del infortunado boxeador sería inhumado, al día siguiente, en el cementerio de Hoyo de Manzanares.



Bibliografía; Marcos Vistalli, Revista Boxeo, Nuevo Mundo, Mundo Gráfico, Diario Español de Buenos Aires, El Mundo Deportivo, La Vanguardia, El Orden, España Sportiva, ABC, El Heraldo de Madrid, AHCB (Arxiu Historic Ciutat de Barcelona)